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Perspectiva

El fraude del llamado de Biden a un “alto el fuego” en Gaza

El Gobierno de Biden, el principal patrocinador imperialista del genocidio israelí en Gaza, que ha matado a 32.000 palestinos, desplazado a casi 2 millones y sometido a toda la población a una hambruna, está introduciendo una resolución ante la ONU apoyando un “alto el fuego inmediato” en Gaza.

El cinismo del llamado de Biden a un “alto el fuego” mientras sigue financiando y armando el Gobierno que está masacrando a más de cien palestinos por día y matando a toda la población gazatí de hambre supera cualquier descripción. El Gobierno de Biden espera que, si proclama su apoyo a un “algo el fuego” suficientemente fuerte, la población mundial se olvidará de su apoyo pleno y facilitación de la “solución final” estadounidense-israelí para la cuestión palestina.

En realidad, todas las acciones importantes emprendidas por el Gobierno de Netanyahu, desde la limpieza étnica del norte de Gaza en octubre hasta el ataque contra el Hospital Al Shifa este último fin de semana, han sido coordinadas y aprobadas por el Gobierno de Biden, que sigue enviando a Israel las armas que necesita para masacrar a la población gazatí.

Las Fuerzas de Defensa de Israel detienen y torturan a personas en el hospital Al Shifa en Gaza

En una llamada telefónica con el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, el domingo, Biden pidió discutir con un “equipo” de “expertos militares, de inteligencia y humanitarios” sobre el inminente ataque de Israel contra Rafah, subrayando una vez más la participación directa del imperialismo estadounidense en el genocidio contra los palestinos. La ciudad más meridional de Gaza está actualmente abarrotada por más de 1,5 millones de palestinos que no tienen adónde ir.

A diferencia de las múltiples resoluciones anteriores en la ONU pidiendo un alto el fuego, que fueron vetadas por Estados Unidos, la última resolución vincula explícitamente el alto el fuego a la consecución de los objetivos militares de Israel.

La resolución vincula el llamamiento a un alto el fuego a la exigencia de liberación de los rehenes por parte de Hamás, afirmando: “El Consejo de Seguridad determina la necesidad imperiosa de un alto el fuego inmediato y sostenido... y, con ese fin, apoya inequívocamente los esfuerzos diplomáticos internacionales en curso para garantizar dicho alto el fuego en relación con la liberación de todos los rehenes restantes”.

Se trata de una reafirmación del lenguaje utilizado por Biden en su discurso belicista sobre el estado de la Unión a principios de este mes, en el que declaró: “Hamás podría poner fin a este conflicto hoy mismo liberando a los rehenes, deponiendo las armas y entregando a los responsables del 7 de octubre”. En ese discurso, Biden dijo que EE.UU. “ha estado trabajando sin descanso para establecer un alto el fuego inmediato que dure al menos seis semanas”.

La afirmación del Gobierno de Biden de que apoya un “alto el fuego” en Gaza queda desmentida por un hecho: la política del Gobierno de Estados Unidos sigue consistiendo en dar a Israel carta blanca para cometer cualquier crimen de guerra en Gaza, sin que ello implique una reducción de los envíos de armas estadounidenses.

A principios de este mes, Biden declaró: “La defensa de Israel sigue siendo crítica. Así que no hay una línea roja que nos lleve a cortar el envío de todas las armas”.

La semana pasada, a la pregunta de si había algo que Israel pudiera hacer para reducir la financiación estadounidense, la vicesecretaria de Prensa, Olivia Dalton, respondió: “No creo que sea productivo utilizar la terminología de ‘líneas rojas’ para lo que es un conjunto muy complejo de políticas”.

La incomparable hipocresía del Gobierno de Biden sobre el genocidio de Gaza deriva de la contradicción entre los intereses del imperialismo estadounidense y la opinión de la gran mayoría de la población estadounidense y mundial. Mientras Washington está decidido a recurrir a los métodos más bárbaros, incluyendo el genocidio, para asegurar su posición hegemónica en el reparto del mundo entre las grandes potencias, millones de trabajadores y jóvenes de todo el mundo se oponen a los crímenes de guerra que están perpetrando Estados Unidos e Israel contra la población de Gaza.

Por este motivo, la Casa Blanca ha tratado deliberadamente de ocultar su papel protagonista como facilitadora del genocidio de Gaza. A principios de este mes, los informes de prensa revelaron que la Administración de Biden trató de ocultar las transferencias de armas para su uso en Gaza dividiéndolas en más de 100 transacciones separadas, cada una por debajo de un umbral mínimo para informar al Congreso.

Los envíos secretos de armas incluyen, en palabras del Wall Street Journal, “al menos 23.000 armas guiadas de precisión, incluidos misiles Hellfire aire-tierra, aviones no tripulados y kits Joint Direct Attack Munition, que convierten bombas no guiadas en bombas ‘inteligentes’”, así como bombas antibúnkeres.

El Gobierno de Biden ha difundido falsedades sobre todos los aspectos del genocidio de Israel. El 18 de marzo, el Washington Post publicó un artículo basado en extensas entrevistas con funcionarios de la Administración, revelando hasta qué punto la Casa Blanca mintió conscientemente al público para justificar el genocidio.

Tres semanas después de los atentados del 7 de octubre, “altos funcionarios de Biden” celebraron una sesión informativa privada en la que admitieron que Israel estaba llevando a cabo ataques aéreos deliberados contra civiles.

El artículo informaba que “el 27 de octubre, tres semanas después del contraataque israelí como castigo contra Gaza, varios altos funcionarios de Biden dijeron en privado a un pequeño grupo reunido en la Casa Blanca lo que no dirían en público: Israel estaba bombardeando regularmente edificios sin inteligencia sólida de que fueran objetivos militares legítimos”.

Y, sin embargo, hasta el día de hoy, cada vez que se le hace esta pregunta a un funcionario de la Casa Blanca, responde que los bombardeos contra civiles son desafortunados accidentes. Por ejemplo, cuando se le preguntó en diciembre si Israel estaba llevando a cabo bombardeos indiscriminados, el portavoz de la Casa Blanca, Matthew Miller, dijo: “No hemos tomado una determinación formal a esa pregunta”.

En una declaración posterior, el vocero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo: “Hay una clara intención por parte de los israelíes... de que están haciendo todo lo posible para reducir las víctimas civiles”.

El relato del Washington Post demuestra que ambas afirmaciones eran rotundamente falsas.

En otro ejemplo, la Administración de Biden dio luz verde a Israel en noviembre para atacar el Hospital Al-Shifa al declarar, en palabras de Kirby: “Tenemos información que confirma que Hamás está utilizando ese hospital en concreto como centro de mando y control”.

En realidad, no existía tal información, porque la Administración de Biden sabía que las afirmaciones de Netanyahu eran falsas. El Post citó al senador Chris Van Hollen, quien declaró que había una “desconexión” entre las “declaraciones públicas del Gobierno y los hallazgos clasificados” presentados al Congreso.

El Gobierno de Biden, junto con las demás grandes potencias imperialistas, es responsable del genocidio de Gaza. El imperialismo estadounidense lo considera un componente esencial de sus esfuerzos por subyugar y dominar Oriente Próximo, concentrándose en los preparativos para una guerra en toda la región dirigida contra Irán.

La lucha contra el genocidio de Gaza es una lucha contra los Gobiernos imperialistas que lo están permitiendo, como parte de una erupción global de barbarie imperialista en todo Oriente Próximo y a nivel global.

Los trabajadores y los jóvenes de todo el mundo deben asumir la lucha contra el genocidio en Gaza como un componente crítico de la construcción de un movimiento de masas contra la guerra, armado con una perspectiva socialista.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 21 de marzo de 2024)

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