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Perspectiva

Una celebración bipartidista del genocidio

El Congreso invita al asesino en masa Netanyahu a pronunciarse ante sesión especial conjunta el 24 de julio

El jueves, los líderes del Congreso de Estados Unidos anunciaron que el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se pronunciará ante una sesión conjunta del Congreso el 24 de julio. Esta invitación, que representa uno de los mayores honores a un jefe de Estado extranjero, implica a toda la élite política estadounidense y ambos partidos imperialistas en el genocidio.

En esta foto de archivo del 24 de mayo de 2011, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu se pronuncia ante una sesión conjunta del Congreso en el Capitolio, Washington D.C. El entonces vicepresidente Joe Biden, a la izquierda, y el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner de Ohio, a la derecha, le aplauden. [AP Photo/Susan Walsh]

La invitación formal del 31 de mayo fue dirigida a “Su Excelencia Benjamín Netanyahu” en nombre de “la dirección bipartidista de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos y el Senado de los Estados Unidos”. Fue firmado por el presidente republicano de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, el líder republicano del Senado, Mitch McConnell, el líder de la mayoría demócrata del Senado, Charles Schumer, y el líder demócrata de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries.

“Nos unimos al Estado de Israel en su lucha contra el terrorismo”, dice la carta conjunta, que continúa “destacando la solidaridad de Estados Unidos con Israel”, que supuestamente está en el proceso de “defender la democracia”.

Subrayando el análisis realizado en el World Socialist Web Site sobre la violencia en Gaza como un frente de una guerra imperialista global en expansión, la breve carta conjunta identifica a Israel como un aliado clave ante “el estrechamiento de vínculos entre Irán, Rusia y China”.

La invitación bipartidista a Netanyahu se envió exactamente una semana después de que la Corte Internacional de Justicia (CIJ) emitiera una orden de emergencia en virtud de la Convención sobre el Genocidio de 1948 para que Israel “detuviera inmediatamente su ofensiva militar” en Rafah. El fallo de la CIJ se emitió pocos días después de que el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI) solicitara órdenes de arresto contra Netanyahu y el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, acusándolos de “exterminio” de civiles.

El régimen de Netanyahu respondió a estas decisiones acelerando su guerra de aniquilación contra Rafah. Más de dos tercios de la población de Gaza, 1,7 millones de personas, han sido comprimidas en un área de menos de una quinta parte de la Franja de Gaza, donde se enfrentan a constantes bombardeos y carecen de infraestructura o necesidades civiles básicas.

En este contexto, la invitación a Netanyahu tiene un carácter especialmente insolente. Colocar la alfombra roja para un famoso criminal de guerra empapado en sangre fresca de pies a cabeza, es como decir: “Sí, estamos llevando a cabo un genocidio; y no, no nos vas a detener”.

El martes, con este fin, la Cámara de Representantes de los Estados Unidos aprobó un proyecto de ley para imponer sanciones a los funcionarios de la CPI como represalia por los procedimientos contra Netanyahu. El jueves, el mismo día en que se anunciaron formalmente los detalles del discurso de Netanyahu del 24 de julio, el Gobierno israelí llevó a cabo otro crimen de guerra masivo. Bombardeó una escuela dirigida por la Agencia para los Refugiados Palestinos de la ONU, al interior del campamento de refugiados de Nuseirat en el centro de Gaza, masacrando al menos a 40 personas.

El régimen de Netanyahu y sus partidarios estadounidenses no solo desafían abiertamente al máximo órgano judicial de las Naciones Unidas, sino que han respondido a su decisión bombardeando directamente un edificio de la ONU. En defensa de la masacre, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, afirmó posteriormente que los militantes de Hamás se “estaban escondiendo dentro de una escuela” y que “Israel tiene derecho a tratar de atacar a esos civiles”.

También el jueves, el New York Times publicó los resultados de su investigación de tres meses sobre las condiciones en el complejo Sde Teiman en el desierto de Néguev, que se puede caracterizar sin exageración como un campo de concentración. Miles de palestinos secuestrados en Gaza, incluidos niños, han sido retenidos allí sin cargos ni juicio, donde han sido sometidos sistemáticamente a torturas, humillación e inanición por parte de sus captores israelíes.

Enterrados en el informe del Times, hay relatos de tortura comparables con los peores crímenes revelados en el centro de tortura de Abu Ghraib en Irak bajo la ocupación estadounidense, incluida la sodomía y la electrocución.

El mes pasado, un informe de CNN basado en denunciantes ya había descrito cómo “los médicos a veces amputaban las extremidades de los prisioneros debido a las lesiones sufridas por el uso constante de esposas” y “el aire está lleno del olor de las heridas descuidadas que se dejan pudrir”.

Con su discurso del 24 de julio, Netanyahu tendrá el récord de la mayor cantidad de invitaciones para dirigirse a una reunión conjunta del Congreso en la historia de Estados Unidos. Sus discursos anteriores fueron en 1996, 2011 y 2015, todos durante presidencias demócratas.

Ocho meses después de la guerra de aniquilación de Israel, Netanyahu ha asegurado su reputación histórica permanente como el carnicero de Gaza, junto con su cómplice criminal estadounidense, Joe “El Genocida” Biden.

Esta es la persona que “la dirección bipartidista” del Congreso y el imperialismo estadounidense se están preparando para honrar. Al hacerlo, han asestado otro golpe irreversible a su propia credibilidad, incluidas sus afirmaciones de que está sometiendo el mundo a bombardeos y sanciones para defender la “libertad”, la “democracia” y el llamado “orden internacional basado en normas”.

La invitación de Netanyahu también desmiente a fondo todos los esfuerzos deshonestos para alegar que la Administración de Biden es “crítica” del número de víctimas civiles en Gaza, que se encuentra “preocupada” por la “situación humanitaria” y promueve uno u otro “plan de paz”.

Esto incluye a la diputada Alexandria Ocasio-Cortez y al senador Bernie Sanders, quienes se encuentran en medio de una ofensiva de relaciones públicas para presentar a Biden como un “progresista” en las elecciones estadounidenses de 2024, en particular, tras el gesto fraudulento de Biden de retener ciertas bombas destinadas a Israel el mes pasado. En este contexto, el anuncio de Sanders de que no asistirá al discurso de Netanyahu carece de integridad.

Mientras se finalizaban los detalles de la visita de Netanyahu, Biden se encontraba en Europa defendiendo la eliminación de restricciones en la guerra entre Estados Unidos y la OTAN contra Rusia en Ucrania. En Europa del este, Oriente Próximo, el sudeste asiático y en casa, en la forma de la feroz represión de las protestas estudiantiles, se está manifestando la tendencia histórica inherente del capitalismo hacia la dictadura y la guerra.

La visita de Netanyahu será y debe ser recibida con protestas masivas. Pero cualquier ilusión de que las políticas del Gobierno de los Estados Unidos serán cambiadas por medio de manifestaciones masivas de ira popular ya recibió una respuesta decisiva a través de la propia invitación.

El establishment político estadounidense no solo está aislado y enajenado con respecto a los sentimientos de la población, sino que es impermeable y hostil a esos sentimientos. Los intentos de ejercer “presión” se encuentran con gases lacrimógenos, balas de goma, bridas, calumnias, despidos y expulsiones.

Como escribió ayer el candidato presidencial del Partido Socialista por la Igualdad, Joseph Kishore, “La lucha contra el genocidio requiere el desarrollo de un movimiento en la clase trabajadora. Se trata de la lucha de masas, que conecta la lucha contra la guerra con la lucha contra la explotación y el sistema capitalista”.

Esto ya comenzó en la forma de la huelga política en curso de los trabajadores académicos de la Universidad de California contra el genocidio y los ataques a los derechos democráticos. Pero como ya lo ha demostrado la experiencia de esa huelga, la clase trabajadora debe liberarse conscientemente del estrecho marco de la política de protestas y de llamados al Partido Demócrata, que está completamente implicado tanto en la represión como en el genocidio mismo.

Si Netanyahu, Biden y sus cómplices van a ser detenidos, será por la clase obrera internacional, actuando con su propia dirección, programa y métodos independientes, incluyendo huelgas de masas para paralizar la producción, detener la maquinaria de guerra y desafiar la dictadura de la clase capitalista sobre la economía.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 7 de junio de 2024)

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