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Perspectiva

Vance promueve a la derecha fascista en medio de una intensificación de los conflictos de EE.UU. y Europa en la Conferencia de Seguridad de Múnich

Se suponía que la guerra en Ucrania y el impulso del presidente Trump para entablar negociaciones con Rusia estarían en el centro de la Conferencia de Seguridad de Múnich, que comenzó en la metrópoli bávara el viernes. En cambio, la intensificación del conflicto entre Estados Unidos y Europa ocupó un lugar central.

El vicepresidente estadounidense JD Vance, el tercero a la izquierda, se reúne con el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier, el segundo a la derecha, y la ministra de Relaciones Exteriores alemana, Annalena Baerbock, en el centro a la derecha, al margen de la Conferencia de Seguridad de Múnich, Alemania, 14 de febrero, 2025 [AP Photo/Matthias Schrader]

El vicepresidente estadounidense JD Vance, que fue uno de los primeros en hablar, pronunció una arenga fascista de 15 minutos que podría haber provenido de la líder de extrema derecha de Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, el islamófobo holandés Geert Wilders u otros extremista de derecha europeo.

Vance dijo que era un escándalo que los partidos de extrema derecha no fueran invitados a la Conferencia de Seguridad. “No hay lugar para cortafuegos”, dijo. Acusó a los líderes políticos reunidos de temer “los votos de su propio pueblo” y los comparó con los gobernantes totalitarios. El mayor peligro para Europa venía desde adentro, declaró.

Como ejemplos, citó la anulación de las elecciones presidenciales en Rumanía, que el fascista Călin Georgescu había ganado con la ayuda de fuentes financieras opacas, los cargos contra activistas militantes antiabortistas en Inglaterra y Escocia, y las normas de la Unión Europea contra los comentarios de odio en las redes sociales.

Vance describió la “inmigración masiva” como el mayor problema. Se refirió directamente al ataque en el que un refugiado afgano estrelló su automóvil contra una manifestación sindical en Múnich el día anterior. “¿Cuántas veces tenemos que sufrir estos terribles reveses antes de cambiar de rumbo y dirigir nuestra civilización común en una nueva dirección?”. Ningún votante fue a las urnas “para abrir las compuertas a millones de inmigrantes sin filtro”, dijo.

Después de la derrota de Hitler en la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno estadounidense enjuició a los dirigentes nazis en Nuremberg, llevando sus crímenes a la atención de un público más amplio. Bajo Trump, el Gobierno estadounidense ahora se esfuerza por revivir el fascismo en Europa.

Los políticos neofascistas, como Giorgia Meloni en Italia, Viktor Orbán en Hungría, Geert Wilders en los Países Bajos y Javier Milei en Argentina, ya se encuentran entre los aliados más cercanos de Trump. Y en Alemania, el encargado bajo Trump para imponer la austeridad social, Elon Musk, ha intervenido masivamente en la campaña electoral a favor de la AfD.

Lo que une a la extrema derecha de ambos lados del Atlántico es su agenda política común: el desmantelamiento de todos los programas sociales, instituciones educativas y centros de salud que permanecen después de años de recortes; el desmantelamiento de los derechos democráticos de la clase trabajadora, comenzando con el ataque a los migrantes y refugiados; la eliminación de todas las barreras que impiden enriquecer a los oligarcas multimillonarios, que forman la columna vertebral de la Administración de Trump; y la concentración de la economía en la producción bélica.

Los nazis basaron sus alianzas de política exterior en un terreno ideológico común. Por ejemplo, la Alemania de Hitler concluyó el Pacto de Acero con la Italia de Mussolini en 1939. En 1940, se amplió a un pacto de tres potencias con Japón.

Sin embargo, las potencias europeas no son ni bastiones de la democracia ni víctimas inocentes de las maquinaciones de Trump. Por el contrario, como el World Socialist Web Site ha señalado en numerosos análisis, el ascenso y la reelección de Trump no es una aberración accidental “sino una expresión de un realineamiento fundamental de la política en los Estados Unidos y en todo el mundo”.

En su declaración de Año Nuevo del 3 de enero de 2025, el WSWS escribió:

El carácter del nuevo Gobierno marca un realineamiento violento del Estado para corresponder con la naturaleza de la propia sociedad capitalista. Las personas y corporaciones más ricas del mundo controlan los recursos en una escala insondable.

La declaración enfatizó que la reelección de Trump es “la culminación de un proceso prolongado de reacción política y un presagio de lo que está por venir”. Es “una expresión política de la ‘normalización’ de la barbarie fascista y la dictadura capitalista”.

Esto se puede ver “por el Partido Demócrata y los medios capitalistas que abandonan todas las referencias a la amenaza de Trump a la democracia, por no hablar de la ‘palabra f’, el fascismo, y en su lugar prometen su plena colaboración con Trump y los republicanos”.

La declaración también enfatizó:

Los procesos claramente evidentes en los Estados Unidos son, de hecho, universales. En todo el mundo, los Gobiernos capitalistas se tambalean por crisis políticas masivas, se enfrentan a la oposición popular y recurren cada vez más a medidas autoritarias.

Esto es particularmente cierto en Europa. Los partidos de extrema derecha están siendo cortejados, promovidos y llevados al poder. En Alemania, el líder de la oposición y posible próximo canciller, Friedrich Merz, rompió el “cortafuegos” contra el fascista AfD hace quince días y por primera vez impulsó una moción antiinmigrante a través del Bundestag (Parlamento) junto con los extremistas de derecha. Aunque millones han protestado contra esto, Merz no ha cambiado su decisión.

La guerra en Ucrania ha desempeñado un papel importante en este giro a la derecha. En 2014, Estados Unidos, junto con Alemania y otras potencias europeas, organizó un golpe de Estado de derecha en Kiev, que llevó al poder a un régimen prooccidental y sentó las bases para la guerra posterior. Desde entonces, han estado trabajando en estrecha colaboración con las fuerzas fascistas en Ucrania que honran a los colaboradores nazis, como Stepan Bandera, como héroes. Esto ha ido acompañado de una falsificación sistemática de la historia en las universidades y en los medios de comunicación. Los crímenes de los nazis han sido trivializados y la Unión Soviética declarada responsable de la Segunda Guerra Mundial.

Pero la guerra en Ucrania ha demostrado ser una debacle para la burguesía alemana y europea. El anuncio de Trump de que negociaría con Putin a espaldas de los europeos y Ucrania ha provocado el pánico en los Gobiernos europeos. Temen que Estados Unidos se retire de la guerra, asegure el acceso a valiosas materias primas y cargue a Europa con los costos y las consecuencias de la guerra.

Nadie debería hacerse la ilusión de que la Administración de Trump está buscando la “paz” en Ucrania. Más bien, Trump está reorientando la política exterior de Estados Unidos para explotar más directamente la importante riqueza energética y mineral de Ucrania mientras busca expandir la dominación estadounidense sobre América del Norte y del Sur, incluida su propuesta de anexión del canal de Panamá, Groenlandia y Canadá, en preparación para la guerra contra China.

Esta política de “Estados Unidos primero” también está dirigida contra los “aliados” europeos. Ha calificado a la Unión Europea de “monstruosidad” y está tratando de dividirla, amenazándola con aranceles punitivos.

Los Gobiernos europeos responden buscando congraciarse con Trump por un lado y armándose masivamente por el otro. Los discursos del presidente alemán Frank-Walter Steinmeier y de la presidenta de la Comisión de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, que hablaron inmediatamente antes que Vance, llevaban este mensaje.

Steinmeier comenzó diciendo que Alemania debe invertir “significativamente más” que el 2 por ciento en defensa en el futuro. “Hemos escuchado la llamada de atención”, dijo. Mientras expresaba su preocupación de que la nueva Administración estadounidense no estuviera mostrando ninguna consideración por las reglas establecidas y sus aliados, hizo un llamamiento casi suplicando la inclusión de Europa y Ucrania en las negociaciones con Rusia. “Puedes confiar en Alemania”, enfatizó.

Von der Leyen declaró que las guerras comerciales y los aranceles “no tenían sentido”, pero amenazó con contrarrestar los aranceles e instó a las negociaciones. También hizo un llamamiento a Estados Unidos para que trabaje con Europa para garantizar una “Ucrania fuerte”. Prometió aumentar masivamente el gasto militar europeo. Aunque había aumentado de 200 mil millones de euros a 320 mil millones de euros desde el comienzo de la guerra, dijo que esto estaba lejos de ser suficiente.

La espiral de guerra comercial y rearme que se hizo tan claramente visible en Múnich recuerda a la víspera de la Segunda Guerra Mundial. León Trotsky, el principal marxista del siglo XX, advirtió en 1928:

En el período de crisis, la hegemonía de los Estados Unidos operará de manera más completa, abierta y despiadada que en el período de auge. Estados Unidos buscará superar y liberarse de sus dificultades y enfermedades principalmente a expensas de Europa, independientemente de si esto ocurre en Asia, Canadá, América del Sur, Australia o la propia Europa, o si esto ocurre pacíficamente o mediante la guerra.

Esta predicción es aún más cierta hoy en día. Solo la clase trabajadora puede detener la espiral mortal que amenaza con destruir a la humanidad con armas nucleares. Soporta toda la carga de enriquecer a los oligarcas, el rearme y la escalada de las guerras, y se opone irreconciliablemente al sistema capitalista.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 15 de febrero de 2024)