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Arrestan al líder sindical de base mientras se amplían las huelgas salvajes en Turquía

El gobierno del presidente Recep Tayyip Erdoğan ha tomado medidas para reprimir la ola de huelgas salvajes en más de 20 fábricas en la Zona Industrial Organizada de Başpınar, en Gaziantep, contra la imposición de aumentos salariales miserables.

El 13 de febrero, la Gobernación de Gaziantep emitió una prohibición de protestas de 15 días para toda la ciudad y desmanteló las carpas de resistencia frente a los lugares de trabajo. Mehmet Türkmen, el líder del sindicato independiente de base, el Sindicato Unido de Trabajadores del Textil, el Tejido y el Cuero (BİRTEK-SEN), fue detenido—primero el viernes, luego el domingo—y arrestado el lunes.

El líder de BİRTEK-SEN, Mehmet Türkmen, se dirige a los trabajadores en huelga de la Zona Industrial Organizada de Başpınar [Photo: birlesiktekstil/X]

En un comunicado en X, el Grupo por la Igualdad Socialista condenó el arresto de Türkmen y la decisión de la gobernación, exigió su liberación y llamó a los trabajadores y jóvenes a defender el movimiento de huelgas salvajes:

La detención del presidente de BİRTEK-SEN, Mehmet Türkmen, sin ninguna denuncia en su contra y la prohibición impuesta por la gobernación para reprimir el movimiento de huelgas salvajes de los trabajadores textiles en Antep por mejores salarios y condiciones laborales muestran que los derechos constitucionales están siendo abiertamente violados para proteger a las empresas capitalistas.

La principal preocupación del gobierno y de toda la clase dominante es evitar que el antagonismo fundamental en la sociedad, es decir, la lucha de clases y la división de clases, salga a la luz y que millones de trabajadores se unan y se movilicen por sus aspiraciones sociales y democráticas.

Mehmet Türkmen debe ser liberado de inmediato y la “prohibición de protestas” de la gobernación, que apunta directamente contra los trabajadores, debe ser revocada. Para ello, es necesario movilizar el apoyo de la clase trabajadora y la juventud en todo el país y a nivel internacional.

“Soy un dirigente sindical y es nuestro deber apoyar las protestas organizadas por los trabajadores para obtener sus derechos democráticos y económicos”, declaró Türkmen, agregando que “no se cometió ningún delito durante estas protestas; este caso ha llegado a esta instancia solo debido a la denuncia de algunos empresarios”. Tras el veredicto, BİRTEK-SEN llamó a los trabajadores a reunirse por la tarde para protestar contra el arresto.

Cuando los trabajadores de la Zona Industrial Organizada de Başpınar recibieron su primer salario del nuevo año a inicios de febrero, esperaban un aumento salarial que compensara sus pérdidas por la alta inflación. En enero, la tasa oficial de inflación anual en Turquía fue del 42 por ciento, mientras que ENAG, una organización de investigación independiente, estimó la cifra en un 81 por ciento. Solo en el primer mes del año, la inflación oficial fue del 5 por ciento.

Sin embargo, las empresas anunciaron que aumentarían los salarios en el mismo porcentaje que el incremento del salario mínimo decretado por el gobierno, es decir, un 30 por ciento. Esto significa un empobrecimiento de los trabajadores. La acción de los trabajadores que se negaron a aceptar estos salarios de miseria pronto se extendió a muchas fábricas en Başpınar y amenazó con desencadenar un movimiento dentro de la clase trabajadora en Gaziantep y en todo el país.

El arresto arbitrario de Türkmen tiene como objetivo criminalizar todas las luchas de los trabajadores y cualquier expresión de apoyo a estas luchas.

La fiscalía detuvo a Türkmen bajo los cargos de “incitación a cometer un delito” y “violación de las normas de trabajo y vida laboral”. El único verdadero crimen es la prohibición inconstitucional de las manifestaciones decretada por la gobernación y el arresto de Türkmen en beneficio de las empresas.

Según el periódico Evrensel, a Türkmen se le preguntó sobre el propósito de la siguiente publicación en redes sociales: “Hace frío. Son las 00:40. ¡Los trabajadores de Şireci están de pie! También hay quienes resisten a pesar del clima. Aquellos que calientan febrero e iluminan la noche. Los trabajadores de Şireci llaman a los trabajadores de la fábrica de alfombras Sırma, propiedad de los mismos empresarios: ‘¡Sırma, salgan!’ Başpınar, no duermas, protege tu pan”.

En medio de la crisis del costo de vida y la creciente tensión social, la clase dominante y el gobierno temen que luchas locales de los trabajadores fuera del control de las confederaciones sindicales puedan desencadenar luchas de clase masivas a nivel nacional. En diciembre, Erdoğan intentó prohibir la huelga de los trabajadores metalúrgicos alegando que era “perjudicial para la seguridad nacional”, pero los trabajadores se negaron a ceder y continuaron su huelga.

Existen razones de peso para que la clase dominante tema la explosión de ira que se acumula dentro de la clase trabajadora. Las políticas implementadas desde que Mehmet Simsek asumió el cargo de ministro de Finanzas y Tesorería se basan fundamentalmente en la supresión de los salarios reales y en hacer que la clase trabajadora pague la financiación del militarismo y la transferencia de riqueza a los bancos y las corporaciones.

En este contexto, el gobierno se negó a aumentar el salario mínimo en julio pasado. A principios de 2025, lo aumentó por debajo de la tasa de inflación. Dado que aproximadamente la mitad de los trabajadores registrados en Turquía ganan el salario mínimo y millones de trabajadores no registrados ganan aún menos, el nuevo salario mínimo significa un mayor empobrecimiento de los trabajadores en términos reales.

En contraste, según el informe de ejecución presupuestaria de noviembre del Ministerio de Tesorería y Finanzas, los impuestos recaudados de las empresas entre enero y noviembre de este año aumentaron un 13,5 por ciento en comparación con el mismo período del año pasado, mientras que los impuestos recaudados de los trabajadores aumentaron un 119,8 por ciento. Mientras que el salario mínimo aumentará solo un 30 por ciento, el presupuesto destinado al sector de defensa y seguridad aumentará un 80 por ciento.

El congelamiento o reducción de los salarios reales de los trabajadores, los recortes sociales, la transferencia de riqueza a las grandes corporaciones mediante incentivos y exenciones fiscales, y el despilfarro de recursos en el militarismo son la agenda de las élites gobernantes a nivel global, especialmente de la administración Trump en Estados Unidos.

Esta ofensiva capitalista violenta, que hace imposible contener las tensiones de clase mediante formas democráticas de gobierno, exige la abolición de los derechos democráticos y la construcción de regímenes autoritarios. Por ello, el gobierno de Erdoğan está intensificando sus ataques contra la oposición política y la prensa, suspendiendo derechos democráticos e intentando impedir el desarrollo de un movimiento de masas independiente de la clase trabajadora.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 17 de febrero de 2025)