Miles de trabajadores de la salud, investigación y técnicos de la Universidad de California (UC) votaron abrumadoramente a favor de autorizar una huelga, en respuesta a años de deterioro de las condiciones laborales y en medio de una creciente oposición a los implacables ataques contra los empleos, los salarios y el ambiente de trabajo por parte de la administración universitaria respaldada por las grandes corporaciones.
Cerca de 20.000 trabajadores—incluidos administradores de casos de enfermería, consejeros de salud mental, farmacéuticos y técnicos de laboratorio— integrantes del sindicato University Professional and Technical Employees-CWA Local 9119 (UPTE), planean protestar durante tres días a partir del 26 de febrero en respuesta a las continuas medidas de austeridad de la UC y las concesiones respaldadas por el sindicato.
Durante años, los trabajadores de la UC han sufrido cargas laborales aplastantes, escasez de personal y salarios estancados, mientras que los ejecutivos universitarios acumulan riqueza y sueldos exorbitantes. Consejeros de salud mental, investigadores de laboratorio, farmacéuticos y analistas de TI están siendo llevados al límite, luchando por proporcionar servicios esenciales para los estudiantes y la comunidad en general.
Estos trabajadores son fundamentales para el funcionamiento de hospitales, clínicas e investigaciones críticas sobre el cáncer, el cambio climático y las enfermedades infecciosas. Entre los huelguistas se encuentran técnicos de laboratorio en UC Davis, quienes desempeñan un papel clave en el rastreo de la propagación de la gripe aviar.
Los trabajadores exigen el fin de la escasez crónica de personal y el incremento constante de la carga laboral, lo que socava el cuidado de los pacientes y la investigación científica. Sin embargo, los administradores de la UC, actuando en nombre de la élite corporativa y política, han ignorado las exigencias de los trabajadores, imponiendo restricciones draconianas a los piquetes y tomando represalias contra aquellos que participaron en una huelga previa en noviembre.
Si bien los trabajadores votaron con un 98 por ciento de apoyo a la huelga, su lucha enfrenta peligros significativos, ya que la dirigencia del UPTE sigue aislando su lucha, manteniéndola separada de la clase trabajadora en su conjunto y limitándola a apelaciones infructuosas a la administración corporativa de la UC. El sindicato ya ha retrasado la acción durante meses y se niega a movilizar toda la fuerza de la clase trabajadora en contra de estos ataques.
La UC ha ofrecido solo un insultante aumento salarial del 5 por ciento a partir de julio, seguido de un mísero 3 por ciento en años posteriores, un incremento que ni siquiera compensa el creciente costo de vida. Mientras tanto, la universidad falsamente afirma que no hay una crisis de personal y ha aumentado agresivamente los costos de atención médica. Los trabajadores están siendo obligados a subsidiar la riqueza de la inflada administración de la UC y sus asociaciones corporativas.
Esta lucha se desarrolla en un contexto de ataques más amplios a la financiación de la salud y la investigación, con la confirmación de Robert F. Kennedy Jr. como secretario de Salud en el gobierno de Donald Trump. Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) enfrentan masivos recortes presupuestarios y despidos bajo las políticas derechistas de la administración Trump.
Entre las víctimas de estos recortes, el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) ha anunciado el despido de 5.200 empleados y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) están siendo drásticamente reducidos, con su renombrado Servicio de Inteligencia Epidemiológica, conocido por desplegar a los mejores expertos en todo el mundo para rastrear patógenos y prevenir epidemias y pandemias emergentes, enfrentando una eliminación casi total.
Si bien un juez federal ha detenido temporalmente estos recortes, los administradores de la UC están más preocupados por mantener su estatus social y asegurar el financiamiento corporativo que por abordar las legítimas demandas de los trabajadores.
El abrumador voto a favor de la huelga demuestra la necesidad urgente de que los trabajadores tomen el control de su lucha y tracen un camino real hacia adelante, independiente tanto de la burocracia sindical como del establishment del Partido Demócrata que domina el sistema de la UC, con el gobernador de California Gavin Newsom como presidente ex officio de la Junta de Regentes de la UC.
El voto de huelga ocurre en el marco de un ataque más amplio contra los trabajadores y los derechos democráticos, intensificado bajo la administración Trump. Los estudiantes de la UC ya han sido testigos de la represión de protestas contra el genocidio en Gaza, con los administradores usando falsas acusaciones de antisemitismo para justificar la represión. El Partido Demócrata, que controla California y la Junta de Regentes de la UC, es completamente cómplice, demostrando una vez más que representa los intereses de la élite corporativa y no los de los trabajadores ni los estudiantes.
Lejos de liderar una lucha real, la burocracia sindical ha jugado un papel fundamental en suprimir la militancia de los trabajadores. Una huelga de tres días será una repetición de la huelga de dos días en noviembre, en la que 4.000 empleados del UPTE se sumaron a 35.000 trabajadores del sindicato AFSCME Local 3299. No fue más que una maniobra diseñada para desahogar la frustración sin resolver nada.
En ese momento, el WSWS advirtió que la única manera de avanzar era la formación de comités de base independientes de la dirigencia sindical, que tomaran control directo de la lucha.
En lugar de movilizar toda la fuerza laboral de la UC en una huelga indefinida, la burocracia del UPTE (y del AFSCME) ha optado una vez más por una oposición controlada. Han enmarcado la huelga en términos puramente legales—como una huelga por “prácticas laborales injustas”—evitando demandas económicas y políticas más amplias y minimizando la disrupción.
Las luchas de los trabajadores de la UC no pueden separarse de la guerra de clases más amplia que se libra contra la clase trabajadora. Las políticas de la administración Trump ya han tenido efectos desastrosos, desde deportaciones masivas hasta el desmantelamiento de la atención médica pública. La financiación federal para la investigación en la UC está en riesgo, y los administradores universitarios—lejos de luchar contra esto—se están preparando para recortar empleos y servicios para proteger sus propios intereses.
El Partido Demócrata, que domina la política de California, es hostil a la clase trabajadora. El gobernador Gavin Newsom y la Junta de Regentes de la UC, compuesta por ejecutivos corporativos y operativos del Partido Demócrata, han supervisado años de supresión salarial, aumentos de matrícula y esfuerzos de privatización, además de ataques a los derechos democráticos en los campus. Los sindicatos, estrechamente ligados a los demócratas, actúan como un obstáculo entre los trabajadores y la lucha real que deben librar.
La única salida para los trabajadores de la UC es establecer comités de base independientes para tomar el control de la huelga y la lucha en general. Estos comités deben vincularse con otros trabajadores y, lo que es crucial, con los estudiantes, quienes enfrentan matrículas exorbitantes, viviendas inasequibles y represión por activismo político. La lucha por mejores salarios y condiciones laborales es inseparable de la lucha por la educación pública y los derechos democráticos.
La lucha en la UC es parte de una lucha más amplia contra el sistema capitalista mismo. Para ganar, los trabajadores de la UC deben unirse con los trabajadores de la salud, los educadores y todas las secciones de la clase obrera, tanto a nivel nacional como internacional.
Ante los crecientes ataques de la administración fascistizante de Trump, ha llegado el momento de que los trabajadores rompan con el control asfixiante de la burocracia sindical y el Partido Demócrata. El abrumador voto a favor de la huelga es un mandato para una acción real—no otro espectáculo coreografiado por el UPTE. Solo mediante el control de las bases los trabajadores y estudiantes podrán librar una lucha genuina contra los ataques a sus medios de vida, sus derechos y su futuro.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 19 de febrero de 2025)