Español

Los aranceles de Trump contra México y Canadá procederán

El presidente Trump anunció que los aranceles de 25 por ciento contra México y Canadá, los dos mayores socios comerciales de Estados Unidos, serán impuestos la semana siguiente después de que fueran aplazados por un mes.

El presidente Donald Trump se pronuncia en el Salón Roosevelt de la Casa Blanca, 21 de enero de 2025, Washington [AP Photo/Julia Demaree Nikhinson]

También anunció que el arancel del 10 por ciento para los productos chinos aumentaría un 10 por ciento adicional. “Son 10 más 10”, dijo Trump en un comunicado desde el Despacho Oval ayer.

La amenaza de los aranceles contra México y Canadá se hizo poco después de la inauguración de Trump el 20 de enero pero fueron postergados por un mes después de que los Gobiernos canadiense y mexicano acordaran tomar acciones para frenar al tráfico de fentanilo a Estados Unidos.

En una publicación en su plataforma Truth Social ayer, Trump dijo: “Los aranceles propuestos entrarán en vigor el 4 de marzo según lo programado”.

Hablando desde el Despacho Oval, Trump dijo que México y Canadá no habían hecho lo suficiente para detener el flujo de fentanilo para que pudieran obtener otro indulto.

Trump también dijo que su plan para los llamados aranceles “recíprocos” y generales seguirá adelante después de la entrega de un informe de sus funcionarios el 2 de abril.

El término aranceles “recíprocos” es inapropiado. Va mucho más allá de la imposición de aranceles equivalentes a aquellos impuestos a los bienes estadounidenses, sino que son represalias por medidas que incluyen impuestos, regulaciones y otras políticas internas que se considera que afectan negativamente a las corporaciones estadounidenses.

A principios de esta semana, en la primera reunión de su gabinete, Trump repitió su amenaza de imponer un arancel del 25 por ciento a las importaciones de la Unión Europea, diciendo que el bloque “se formó para joder a Estados Unidos”.

La designación de la UE como enemigo económico es una indicación de la desintegración total de todos los acuerdos económicos y políticos establecidos después de la Segunda Guerra Mundial para estabilizar el capitalismo mundial tras los desastres de la primera mitad del siglo XX.

La formación de la UE fue el resultado de los planes iniciados por los Estados Unidos en el marco del Plan Marshall para la reconstrucción de la economía europea después de la guerra.

Trump dijo que se había tomado una decisión sobre los aranceles de la UE y “la anunciaremos muy pronto. Será el 25 por ciento en términos generales y eso será en los autos y todas las demás cosas”.

La imposición de aranceles a los bienes mexicanos y canadienses, suponiendo que siga adelante, amenaza con generar caos en grandes sectores de la industria estadounidense porque la fabricación de bienes industriales, particularmente automóviles y camiones, a menudo implica el paso de componentes varias veces a través de la frontera.

Wall Street volvió a caer ante el anuncio de que los aranceles de México y Canadá seguirían adelante. El índice NASDAQ de empresas de alta tecnología cayó un 2,8 por ciento y el S&P cayó un 1,6 por ciento, llevándolo a territorio negativo para el año.

Tras los últimos anuncios de Trump, la atención se centrará en las represalias en condiciones en las que, como comentó el Financial Times, la última salva en la política comercial aumenta “el peligro de una guerra comercial más amplia que corre el riesgo de infligir un daño significativo a la economía mundial”.

La respuesta de la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum en una conferencia de prensa tras el anuncio de Trump fue ofrecer la posibilidad de un acuerdo.

Refiriéndose a los comentarios de Trump, dijo: “Como saben, él tiene su forma de comunicarse, pero como de costumbre, mantenemos la cabeza fría y el optimismo de que podemos llegar a un acuerdo”.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, dijo que su Gobierno respondería a cualquier “arancel injustificado” con una “respuesta fuerte e inmediata”. Canadá impondrá de inmediato aranceles sobre importaciones por valor de 30.000 millones de dólares procedentes de Estados Unidos.

Ya sea por accidente o por diseño, la fecha del 4 de marzo para el aumento adicional del 10 por ciento en el arancel a los productos chinos se produce en vísperas de la Asamblea Popular Nacional en Beijing, el Parlamento simbólico que se reunirá para escuchar y aprobar las medidas propuestas por el régimen de Xi Jinping para hacer frente a la desaceleración de la economía china y las medidas de guerra económica de los Estados Unidos.

En esta etapa, la respuesta parece ser bastante silenciosa. La Embajada china en Washington simplemente repitió lo que ha dicho antes.

Dijo que “no hay ganadores” en una guerra comercial y que los aranceles unilaterales “impuestos por Estados Unidos no resolverán sus propios problemas, ni beneficiarán a ninguna de las dos partes del mundo”.

Pero si bien ha evitado hacer declaraciones belicosas y se ha presentado como el defensor del orden comercial internacional, Beijing ha estado preparando medidas de represalia, como controles de exportación de tierras raras y minerales críticos importados por los EE. UU.

Se ha informado que durante el último mes, China ha estado tratando de determinar si las medidas arancelarias en su contra tienen como objetivo tratar de asegurar un acuerdo comercial estrecho o un acuerdo más amplio.

Se dice que los funcionarios del Gobierno chino han transmitido informalmente que Beijing está preparado para comprar más productos estadounidenses y que las empresas están dispuestas a invertir en Estados Unidos. Pero Xi aún no ha dado su visto bueno a ninguna oferta.

Existe la opinión en Beijing y en los círculos económicos en general de que las medidas arancelarias de Trump no son tan efectivas como pensaban porque, después de años de aumentos arancelarios, a partir de la primera Administración de Trump, las empresas chinas se han vuelto expertas en redirigir sus exportaciones a los EE.UU. a través de terceros países. Sin embargo, esta situación contiene dentro de sí la posibilidad de una mayor escalada de aranceles contra una serie de otros países para contrarrestarla.

Una nueva muestra de la ruptura del orden global ocurrió ayer en Ciudad del Cabo cuando una reunión de tres días de ministros de Finanzas del G20 concluyó sin poder emitir un comunicado conjunto debido a las diferencias en el comercio, el financiamiento del cambio climático y los aranceles estadounidenses. Varios países, incluidos Estados Unidos, China, India, Japón y México, optaron por no participar en la reunión y reemplazaron a sus representantes principales con asistentes.

El G20, que se estableció en respuesta a la crisis financiera asiática de 1997–98, fue elevado en 2009, a raíz de la crisis financiera mundial, a ser el principal consejo económico mundial.

Fue acompañado por declaraciones directas de los líderes mundiales de la época de que nunca más se recurriría a las desastrosas medidas arancelarias de la década de 1930. Apenas una década y media después, esas declaraciones, como el propio G20, que fue aclamado como una nueva plataforma para estabilizar el capitalismo mundial, se han convertido en polvo.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 28 de febrero de 2024)