Hoy, seis miembros del Sindicato de Estudiantes y Contracorriente —las organizaciones estudiantiles de Izquierda Revolucionaria (IR) y la Corriente Revolucionaria de Trabajadores (CRT), respectivamente— están siendo citados por la policía por una protesta realizada hace más de un año contra el partido neofascista Vox en la Universidad Complutense de Madrid. Esta maniobra del gobierno PSOE-Sumar es un acto flagrante de intimidación y criminalización de la oposición de izquierdas, antibélica y antifascista.
El Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI) y el World Socialist Web Site (WSWS) condenan esta citación de miembros de IR y la CRT junto a la represión más amplia de los estudiantes que se oponen al fascismo, el genocidio y el militarismo. El CICI tiene diferencias políticas bien documentadas tanto con el partido pablista IR como con el morenista CRT. Sin embargo, el CICI defiende a sus miembros contra la represión política.
Los estudiantes de todo el mundo están en el punto de mira de la represión política. En Estados Unidos, la administración Trump ha intensificado las medidas autoritarias, deteniendo y amenazando con deportar a quienes ejercen sus derechos en la Primera Enmienda, como Mahmoud Khalil o Momodou Taal. Está invocando la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para deportar a inmigrantes sin el debido proceso, y desafiando abiertamente los fallos judiciales. En Turquía, el presidente Erdoğan está consolidando su dictadura presidencial con el arresto por motivos políticos del alcalde opositor de Estambul, Ekrem İmamoğlu.
En toda Europa, miles de personas han sido detenidas y multadas por protestar contra el genocidio israelí respaldado por la OTAN en Gaza. Los estudiantes se han visto especialmente afectados, y las direcciones de las universidades y la policía, incluidas las unidades antiterroristas, han lanzado acciones coordinadas contra los activistas estudiantiles y los manifestantes.
En el caso de Madrid, la policía se ha negado a explicar las citaciones, pero tanto IR como CRT dijeron que están relacionadas con una protesta del 13 de febrero de 2024 contra el exportavoz parlamentario de Vox, Espinosa de los Monteros, quien fue llamado a hablar en la Facultad de Ciencias Políticas de la universidad por invitación del grupo estudiantil de extrema derecha Libertad sin Ira. Espinosa de los Monteros no ocupa un cargo público desde 2022, pero sigue siendo una figura destacada en Vox.
Según la CRT, 'no han dado detalles del motivo de la citación y solo se han referido a unos ‘hechos ocurridos en febrero en la universidad’'. Del mismo modo, IR dijo que 'los agentes se han referido a unos hechos que ‘no se podían comunicar’ en ese momento, es evidente' que estos están relacionados con las protestas contra Vox.
La Universidad Complutense ha sido durante mucho tiempo un lugar de actividad antifascista. Durante la Guerra Civil Española, se convirtió en una línea del frente en la defensa de Madrid, con muchos estudiantes y profesores que se pusieron del lado de la causa republicana contra el golpe de Estado de Franco de 1936. Bajo la dictadura subsiguiente, se erigió en un centro de oposición estudiantil clandestina, desafiando la represión y el control ideológico fascista. Hoy en día, sigue siendo un centro de oposición, lo que refleja la resistencia profundamente arraigada en la clase obrera española al autoritarismo y a la extrema derecha.
La aparición de Vox en el campus fue una provocación deliberada, parte de su táctica familiar de organizar eventos en barrios de clase trabajadora y migrantes y en bastiones nacionalistas catalanes o vascos para incitar a la reacción violenta y luego hacerse la víctima de la llamada intolerancia izquierdista.
La protesta, comunicada con antelación a la administración universitaria, comenzó cuando una movilización de cientos de estudiantes, en la que participaban IR y CRT, bloquearon la entrada a la sala de conferencias donde estaba previsto que hablara Iván Espinosa de los Monteros. Corearon consignas como 'Fuera fascistas de la universidad' y 'No pasarán'.
En respuesta, el gobierno del PSOE-Sumar desplegó decenas de policías antidisturbios para reprimir a los manifestantes y garantizar que el evento pudiera continuar. La universidad finalmente suspendió la conferencia de extrema derecha, citando motivos de seguridad.

La represión contra los estudiantes de Complutense está siendo encabezada por el gobierno PSOE-Sumar, siguiendo los pasos del ataque del anterior gobierno PSOE-Podemos (2020-2023) a los derechos democráticos de toda la clase trabajadora.
En toda España, los estudiantes se han enfrentado a medidas disciplinarias por protestar contra la complicidad oficial del gobierno en el genocidio israelí de los palestinos. Desde que comenzó el genocidio sionista hace más de 16 meses, el gobierno del PSOE-Sumar ha armado, comerciado y permitido que sus puertos se utilicen para facilitar las masacres de palestinos y libaneses perpetradas por el Estado israelí. España también se mantiene en primera línea de la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania, que ha dejado medio millón de muertos.
El gobierno PSOE-Sumar ha desplegado en repetidas ocasiones a la policía antidisturbios para proteger las provocaciones de la extrema derecha. Hace apenas unos días, las autoridades desalojaron violentamente a estudiantes de la Universidad de Granada que protestaban pacíficamente contra la charla de la exlíder de Vox, Macarena Olona. La policía los arrastró, los tiró al suelo y los golpeó con porras.
Ha pasado casi un año desde que los dos primeros de seis jóvenes zaragozanos fueron encarcelados, condenados a cuatro años y nueve meses cada uno, por participar en protestas antifascistas en 2019. En enero de ese año, seis jóvenes fueron detenidos en Zaragoza tras manifestarse contra Vox. A pesar de la ausencia de pruebas incriminatorias, los tribunales dictaron penas de prisión y multas, invocando la 'Ley Mordaza' aprobada originalmente por el derechista Partido Popular, que ahora utilizan habitualmente los gobiernos liderados por el PSOE para criminalizar las protestas y reprimir las huelgas.
La creciente represión de los estudiantes se produce cuando el gobierno aumenta enormemente el gasto en defensa, financiándolo a través de medidas de austeridad dirigidas a la clase trabajadora.Estas políticas son profundamente impopulares. Una encuesta realizada en noviembre de 2024 por el Centro de Investigación Sociológica (CIS) reveló que solo el 14 por ciento de los encuestados apoyaba un gasto militar significativamente mayor, en comparación con el 50 por ciento que priorizaba el aumento de la financiación para la atención médica y el 42 por ciento para la educación.
El ascenso de la extrema derecha de Vox en la última década ha sido impulsado por las políticas del PSOE, Sumar y Podemos, cuyos gobiernos han impuesto recortes sociales, promulgado medidas antiinmigrantes y aumentado el apoyo a la guerra y el militarismo. Su represión de huelgas y protestas ha alienado aún más a amplias capas de la población. En ausencia de una alternativa genuina de izquierda, estas traiciones han llevado a muchas personas desilusionadas y desesperadas a los brazos de Vox, que ahora se erige como el tercer partido más grande en el parlamento.
No se puede combatir al fascismo simplemente oponiéndose a sus manifestaciones individuales, en las universidades o en el parlamento. Hay que desarraigarlo en su origen: el sistema capitalista, que engendra guerra, autoritarismo y desigualdad.
Los gobiernos de extrema derecha ya no son la excepción, sino cada vez más la regla: Meloni en Italia, Orbán en Hungría, Trump en Estados Unidos y los avances de la extrema derecha en Bélgica, los Países Bajos y Austria. En Alemania, los preparativos para la guerra van de la mano con los recortes sociales, la agitación antiinmigrante y la creciente colaboración con la fascista AfD.
España no es diferente. La aceptación por parte del gobierno PSOE-Sumar de las guerras de la OTAN, su complicidad en el genocidio y el uso sistemático de la policía antidisturbios para reprimir protestas y huelgas, allanan el camino para la extrema derecha. Vox no es una aberración, sino un síntoma de la degeneración más amplia de la política burguesa.
La verdadera resistencia al fascismo y a la guerra sólo puede venir de la clase obrera. Es la única fuerza capaz de unirse a través de las fronteras, oponerse al imperialismo y defender los derechos democráticos, incluidos los de los migrantes y los jóvenes. Estas luchas venideras deben ser conscientemente preparadas, organizadas y darles una perspectiva política: el derrocamiento del capitalismo y la construcción de una sociedad socialista basada en las necesidades humanas, no en el beneficio privado. Ese es el programa por el que lucha el Comité Internacional de la Cuarta Internacional.
(Artículo publicado originalmente en ingles el 24 de mayo de 2025).