Español
Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.)
Las bases históricas e internacionales del Partido Socialista por la Igualdad

Trotsky defiende el materialismo dialéctico

76. La dimensión filosófica y teórica es otro elemento explícito de la lucha de 1939-1940 que requiere atención. Burnham era profesor de filosofía en la Universidad de Nueva York, y se declaró en oposición al materialismo dialéctico. Como muchos otros que impugnaron el materialismo dialéctico desde el punto de vista del idealismo filosófico (sobre todo en su forma neo kantiana), Burnham desechó el materialismo que Marx y Engels habían defendido. Simplemente lo consideró como producto anticuado de la ciencia del Siglo XIX y de una reverencia excesiva hacia la teoría evolucionaria de Darwin. Y en lo que respecta a la dialéctica, Burnham ridiculizó a Hegel como “el archiembrollador, ya muerto por un siglo, del pensamiento humano”. [50]. En su respuesta a Burnham, Trotsky ofreció una sucinta descripción del materialismo dialéctico y del método teórico del profesor, explicando la relación entre la perspectiva pragmática de Burnham y sus conclusiones políticas.

“El pensamiento vulgar utiliza conceptos como capitalismo, moral, libertad, estado obrero, etc., como abstracciones fijas, presuponiendo que capitalismo es igual a capitalismo, moral a moral, etc. El pensamiento dialéctico analiza todas las cosas y todos los fenómenos en su cambio continuo, determinando en las condiciones materiales de estos cambios el punto crítico tras el cual ‘A’ deja de ser ‘A’, un estado obrero deja de ser un estado obrero.

“El fallo fundamental del pensamiento vulgar radica en que desea conformarse con imágenes no teóricas de una realidad que consiste en movimiento perpetuo. El pensamiento dialéctico da a los conceptos, por medio de aproximaciones lo más cercanas posible, correcciones, concretizaciones, riqueza de contenido y flexibilidad: me atrevería a decir que les da una suculencia que les aproxima mucho a los fenómenos vivos. No hablamos de capitalismo en general, sino de un determinado capitalismo en un determinado nivel de desarrollo. No hablamos de estado obrero, sino de un estado obrero dado, en un país atrasado y con un entorno imperialista, etc.

“El pensamiento dialéctico es al vulgar lo que una película a una fotografía. La película no proscribe la fotografía, sino que las combina en series según las leyes del movimiento. La dialéctica no niega la validez del silogismo, pero nos enseña a combinar los silogismos de modo que nos lleven lo más cerca posible de la comprensión de una realidad eternamente cambiante.

“Hegel estableció en su Lógica una serie de leyes: cambio de la cantidad en cualidad, desarrollo a través de las contradicciones, conflicto entre forma y contenido, interrupción de la continuidad, cambio de posibilidad en inevitabilidad, etc., que son tan importantes para el pensamiento teórico como el silogismo simple para tareas más elementales.

“Hegel escribió antes que Darwin y antes que Marx. Gracias al gran impulso que la Revolución Francesa dio al pensamiento general de la ciencia. Pero como sólo era una anticipación, la obra de un genio, recibió de Hegel un carácter idealista. Hegel consideró sombras ideológicas como si fueran la realidad última, acabada. Marx demostró que el movimiento de esas sombras no era sino el reflejo del movimiento de cuerpos materiales.

“Llamamos ‘materialista’ a nuestra dialéctica porque está basada no en el cielo ni en nuestro ‘libre albedrío’, sino en la realidad objetiva, en la naturaleza. La conciencia surge de la inconsciencia, la psicología de la fisiología, el mundo orgánico del inorgánico, el sistema solar de las nebulosas. En todos los eslabones de esta cadena, los cambios cuantitativos se convirtieron en saltos cualitativos. Nuestro pensamiento, incluido el pensamiento dialéctico, no es sino una forma de expresión de este mundo cambiante. En este sistema no hay lugar para Dios, ni el destino, ni el alma inmortal, ni para normas, leyes ni morales eternas. El pensamiento dialéctico que ha surgido de la naturaleza dialéctica del mundo, posee consecuentemente un carácter totalmente materialista”. [51]

77. Shachtman afirmó que nadie había demostrado “que un acuerdo o desacuerdo sobre las doctrinas más abstractas del materialismo dialéctico necesariamente afecta las cuestiones políticas concretas de hoy y mañana; y los partidos, los programas y las luchas políticas se basan en esos temas concretaos”. Trotsky respondió:

“¿Qué partidos? ¿Qué programas? ¿Qué luchas? Se mezclan aquí todos los partidos políticos. El partido del proletariado es diferente a todos los demás. Y no se basa en absoluto en esos ‘acontecimientos concretos’. Es diametralmente opuesto, desde sus mismas bases, a los partidos de chalanes burgueses y traperos pequeñoburgueses. Su misión es preparar la revolución social y regenerar la humanidad mediante el cambio de sus bases materiales y morales. Para no desviarse bajo la presión de la opinión pública ni de la represión policial, el proletario revolucionario, en especial si se trata de un líder, necesita una visión del mundo clara, precisa, completamente racional. Sólo sobre la base de una concepción marxista unificada es posible enfocar correctamente las cuestiones ‘concretas’“ [52].


[50]

Ibid., p. 236.

[51]

Ibid., pp. 65-66.

[52]

Ibid., pp. 143-44.