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Perspectiva

La Reserva Federal se compromete a infligir “sufrimiento” y recortar los salarios

El miércoles, la Reserva Federal de EE.UU. aumentó la tasa de interés de los fondos federales 0,75 por ciento, continuando el ritmo más alto de aumentos desde los años ochenta. La acción agravará inmediatamente los costos de las hipotecas, los préstamos para autos y las tarjetas de crédito para las familias de clase trabajadora y clase media que ya están lidiando con la mayor inflación en cuatro décadas.

En sus comentarios el miércoles, el presidente de la Reserva Federal o “Fed”, Jerome Powell, declaró que tal “sufrimiento económico” era necesario para reducir la inflación. Luego afirmó que los miembros del Comité Federal de Mercado Abierto espera que el desempleo aumente del 3,7 por ciento actual a 4,4 por ciento en 2023. Esto significaría la destrucción de 1,3 millones de empleos. Powell dejó en claro que la Fed estaba dispuesta a hundir la economía en una recesión que destruiría millones de empleos más.

Powell se quejó de que los últimos aumentos de los tipos de interés de la Fed no han bastado, indicando, “A pesar de la ralentización del crecimiento, el mercado laboral ha permanecido extremadamente restringido, incluyendo un desempleo cerca del mínimo de 50 años, vacantes en máximos casi históricos y aumentos salariales elevados”.

Al incrementar el desempleo, la Fed espera “condiciones laborales de oferta y demanda más balanceadas con el tiempo, aliviando la presión alcista sobre los salarios y los precios”.

En una respuesta de gran importancia a un reportero sobre la duración anticipada de este sufrimiento económico para los estadounidenses, Powell dijo que dependía de “cuánto tiempo duren en caer los salarios”.

En otras palabras, cuando Powell y la burguesía hablan de combatir la inflación, no están hablando sobre detener la manipulación de precios de las empresas. Realmente se refieren a garantizar que los salarios reales sigan cayendo para impulsar las ganancias empresariales.

La afirmación de que los salarios están impulsando la inflación es completamente un mito. Los salarios reales promedio por hora de los trabajadores estadounidenses han caído 2,8 por ciento en los últimos 12 meses. Más de la mitad del aumento de la inflación (el 53,9 por ciento) se debe a las mayores ganancias corporativas, según el Economic Policy Institute, comparado a menos del 8 por ciento para los costos laborales. Pero la clase gobernante estadounidense considera que incluso un pequeño aumento salarial en términos nominales es totalmente inaceptable y está decidida a mantener su pie sobre el cuello de la clase obrera.

Los pasos de la Fed tienen la intención de incrementar el desempleo y utilizar la amenaza de miseria económica como un ariete para sofocar el movimiento obrero por mejoras salariales e imponer condiciones aún más brutales de explotación.

Esto fue resumido en un artículo de opinión de la columnista Megan McArdle del Washington Post, donde aclamó al expresidente de la Reserva Federal, Paul Volcker, por aumentar los tipos de interés a casi 20 por ciento a inicios de la década de 1980 y provocar “la peor recesión económica del país desde la Gran Depresión”, arrojando a “una décima parte de la fuerza laboral” a la calle. Volcker envió un mensaje claro, aseveró McArdle, “Si la inflación aumenta, la institución hará todo lo posible para volverla a controlar”.

Volcker adoptó estas medidas para hacer retroceder una ola de luchas militantes de los trabajadores contra los estragos de la inflación, incluida la huelga de 111 días de los mineros del carbón en 1977-78. El “shock de Volcker” condujo a una ola de cierres de fábricas, despidos masivos, recortes salariales salvajes y el aplastamiento por parte de Reagan de la huelga de controladores aéreos. Volcker, quien había sido nombrado por el Partido Demócrata, calificó dicho aplastamiento como el acto más importante “que la Administración tomó para ayudar a combatir la inflación” porque transformó “el clima de las relaciones obrero-patronales” de manera “profunda” y “constructiva”.

A pesar del colapso de los salarios reales de los trabajadores, la clase dominante estadounidense está aterrorizada de que la crisis inflacionaria provoque un resurgir de la lucha de clases. En los últimos meses, los trabajadores de EE.UU. y de todo el mundo han participado en huelgas cada vez más combativas para exigir aumentos salariales sustanciales y oponerse a las brutales condiciones de trabajo según las empresas tratan de exprimir más ganancias de cada vez menos trabajadores. Solo en septiembre, los enfermeros de Minnesota, los profesores de Seattle y otros trabajadores se han declarado en huelga, y más de 110.000 trabajadores ferroviarios están presionando para hacer huelga. En los seis primeros meses de 2022, según el registro de huelgas de la Universidad de Cornell, se produjeron 180 huelgas en Estados Unidos, en las que participaron 78.000 trabajadores, frente a las 102 huelgas de 26.500 trabajadores en el mismo periodo del año anterior.

Esto forma parte de un recrudecimiento mundial de la lucha de clases, que incluye a los trabajadores ferroviarios, de las plataformas petrolíferas, de los muelles y del transporte en el Reino Unido y otros países europeos. El Wall Street Journal dio la voz de alarma en un artículo titulado “Los disturbios laborales en el sector del transporte de carga se están extendiendo por todo el mundo y están afectando las cadenas de suministro”. Advirtió: “Desde los muelles de Los Ángeles y Liverpool hasta los patios ferroviarios de Chicago y los almacenes de Europa y Estados Unidos, los enfrentamientos entre los trabajadores del sector del transporte de mercancías y las empresas han aumentado este año, añadiendo complicaciones e incertidumbre al flujo de mercancías en todo el mundo”.

Los Gobiernos capitalistas y los bancos centrales de Europa están siguiendo el ejemplo de la Reserva Federal de Estados Unidos al llevar a cabo un ataque preventivo contra este movimiento. La primera ministra británica Liz Truss ha dado instrucciones a los ferroviarios para que “vuelvan al trabajo” y pongan fin a sus huelgas sobre salarios, seguridad laboral y condiciones de trabajo. Truss está trabajando estrechamente con los sindicatos, que suspendieron las huelgas por respeto a la reina Isabel y a la monarquía.

En Estados Unidos, el presidente Biden firmó un acuerdo de última hora con los sindicatos ferroviarios para atajar una huelga la semana pasada. Pero hay una enorme oposición al “acuerdo”, que resultó no ser más que una promesa de los sindicatos de bloquear la huelga e imponer una ligera modificación de las condiciones impuestas por la Junta Presidencial de Emergencia (PEB, por sus siglas en inglés), contra las cuales los trabajadores estaban dispuestos a hacer huelga. Esto incluye aumentos por debajo de la inflación, una única licencia remunerada por enfermedad y el mantenimiento de las odiadas políticas de asistencia, que mantienen a los trabajadores de guardia las 24 horas del día.

Antes del acuerdo, Biden declaró que una huelga ferroviaria era inaceptable por el daño que causaría a las familias, los agricultores y las empresas. ¡Qué hipócrita viniendo de un portavoz de la clase dominante, que está dispuesto a arrojar la economía a una recesión y a arruinar a millones de familias, agricultores y empresas con el fin de impedir que los trabajadores luchen por salarios dignos!

Cuando se trata de hacer guerras en el extranjero, Estados Unidos está dispuesto a despilfarrar cientos de miles de millones de dólares cada año. Sencillamente, no hay límite a la cantidad de dinero que se puede gastar en tanques, buques de guerra y misiles. Pero las demandas de los trabajadores de aumentos salariales acordes con el aumento de los precios, ni hablar de tiempo libre remunerado y una jornada de 8 horas, se tratan como algo imposible. En realidad, hay una profunda conexión entre los preparativos de Estados Unidos para una guerra contra Rusia y China y su guerra contra la clase obrera en casa.

La forma más consciente de la oposición ascendente de la clase obrera es el desarrollo de comités de base entre los ferroviarios, los enfermeros, los maestros y otros trabajadores, y en la campaña de Will Lehman, el trabajador de Mack Trucks y candidato socialista a la presidencia del sindicato United Auto Workers (UAW). Cada vez más trabajadores se organizan independientemente de los sindicatos procapitalistas y nacionalistas. La lucha por defender tanto el derecho a un puesto de trabajo como el derecho a un nivel de vida digno implicará un desafío directo al sistema capitalista y la transformación socialista de la economía para satisfacer las necesidades humanas, en lugar del lucro privado.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 23 de septiembre de 2022.)

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