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Perspectiva

Ratificación de contrato en UPS bajo sospecha de las bases

Los trabajadores de UPS antes de un mitin el 21 de julio de 2023, Atlanta [AP Photo/Brynn Anderson]

El anuncio el martes de la aprobación de un nuevo contrato nacional en UPS representa una lección más para los trabajadores sobre el carácter de la burocracia sindical.

El sindicato International Brotherhood of Teamsters alegó que el nuevo convenio de cinco años, que cubre a 340.000 trabajadores, es el más favorable para los trabajadores en la historia de la empresa. De hecho, es una traición propatronal que los burócratas sindicales impusieron en nombre de la gerencia y la Casa Blanca.

Contiene salarios por debajo del nivel exigido por los trabajadores a tiempo parcial, congela las contribuciones patronales a las pensiones en muchas zonas del país y solo añade 7.500 nuevos puestos de trabajo a tiempo completo en cinco años. La burocracia de los Teamsters gastó enormes sumas de dinero en una campaña de propaganda que promovía distorsiones y medias verdades, como su afirmación de que los salarios se “duplicarían” con el contrato para algunos conductores de entregas. El tan publicitado salario inicial de 21 dólares por hora para los trabajadores a tiempo parcial, quienes componen dos tercios de la mano de obra en la empresa, dejará a los trabajadores a tiempo parcial en la pobreza y quedará anulado en gran medida por el hecho de que muchos ya ganan esa cantidad o más debido a los Ajustes a la Tarifa de Mercado (ARM).

Cada vez que los burócratas de cualquier sindicato anuncian un acuerdo entreguista, afirman que los trabajadores “tendrán la última palabra”. De hecho, todo el proceso a través del cual se elaboró y aprobó el contrato es una burla a los derechos democráticos de los trabajadores.

Durante meses, la burocracia de los Teamsters utilizó una campaña de estar “listos para la huelga” para presentar un contrato favorable a la empresa y que ya había sido elaborado de antemano con los ejecutivos de UPS como el producto de la presión de las bases y de una “amenaza creíble de huelga”. Las negociaciones también se llevaron a cabo con la estrecha participación de la Administración de Biden.

También es patente que la clase dominante está intentando despejar el terreno antes de que se caduque el contrato el próximo mes de 150.000 trabajadores automotores, donde el sindicato United Auto Workers (UAW) está profundamente desacreditado y la organización de la oposición de las bases está más avanzada que en cualquier otro sector. La semana pasada, el sindicato International Longshore and Warehouse Union (ILWU) también celebró repentinamente una votación sobre un contrato negociado por la Casa Blanca, más de dos meses después de que se anunciara el acuerdo y en el que se mantuvo desinformados a más de 20.000 estibadores de la costa oeste. Esto sigue a los intentos de detener las huelgas en marcha de 76.000 guionistas y actores de cine y televisión.

Para los trabajadores de UPS, la afirmación de los Teamsters de que el contrato se aprobó con un margen del 86 por ciento y en todas las regiones del país, salvo en un pequeño centro de llamadas de Florida, no es creíble, dada la amplia oposición que existía al acuerdo. Inusualmente, el sindicato no publicó ningún desglose de la votación por local (aunque sí publicó los resultados de la votación por suplemento regional), siguiendo un patrón establecido en otras votaciones de este año en las empresas de transporte ABF y TForce.

Un webinario sobre los resultados el martes por la noche con el presidente sindical Sean O'Brien duró solo tres minutos. Cabría esperar que O'Brien, que afirmó que acababa de aprobar el contrato más beneficioso de la historia de UPS en una votación aplastante, hubiera aprovechado la oportunidad para una gran celebración. Pero, evidentemente, no quiso responder a preguntas ni hablar mucho sobre el acuerdo.

La forma en que se llevó a cabo la votación tenía enormes puntos débiles. Con el sistema en línea, los trabajadores podían cambiar su voto tantas veces como quisieran. Cualquiera que tuviera acceso a un código QR enviado por correo a los trabajadores por los Teamsters también pudo haber cambiado el voto. Dado que no se enviaron confirmaciones a los votantes por mensaje de texto ni correo electrónico, esto posibilitó que los votos de los trabajadores hayan sido cambiados por un tercero sin su conocimiento.La participación, que se había mantenido en torno al 35 por ciento, aumentó repentinamente unos 20 puntos porcentuales en el último fin de semana, pasando de una de las participaciones más bajas en una votación sobre un convenio de UPS en la historia reciente a la más alta. Este repunte despertó dudas en muchos trabajadores. “Si no habías votado ya en las dos primeras semanas, ese paquete de votación que recibiste por correo ya estaba en la basura”, dijo un trabajador.

Como mínimo, los trabajadores tienen todo el derecho a exigir un informe completo de la votación. El sindicato Teamsters, que ignoró un voto en rechazo al último contrato de UPS en 2018, no es ajeno a las elecciones fraudulentas. Además, ha habido una serie de votaciones sindicales políticamente sensibles en los últimos meses en las que se han producido irregularidades significativas en la votación, incluida la elección de dirigentes del sindicato United Auto Workers y las votaciones de los contratos en los sindicatos ferroviarios el año pasado.

Pero incluso para muchos de los trabajadores que votaron “sí”, no fue un voto de confianza en la burocracia. Muchos votaron “sí” porque no confiaban en la voluntad del sindicato de organizar una lucha. Los mismos burócratas que habían afirmado antes del acuerdo provisional que estaban organizando una “amenaza creíble” de huelga, dieron un giro de 180 grados y empezaron a amenazar a los trabajadores con que sufrirían penurias económicas si votaban en contra del acuerdo y se declaraban en huelga.

Muchos trabajadores más puede que hayan votado a favor basándose en las mentiras sobre el acuerdo hechas por la burocracia de los Teamsters. Descubrirán pronto que les vendieron gato por liebre cuando los aumentos salariales y de pensiones prometidos, el aire acondicionado para los vehículos y otros artículos nunca se materialicen.

La experiencia de UPS forma parte de un fenómeno universal. Cuanto más decididos están los trabajadores a luchar, más descaradamente procede la burocracia sindical a reprimirlos. En Reino Unido, cuando los trabajadores de Royal Mail lucharon este año contra las amplias concesiones de un nuevo contrato, el sindicato Communication Workers Union hizo aprobar el impopular acuerdo con interminables retrasos y dejando claro que haría todo lo posible por impedir una lucha seria.

En la industria automotriz, donde los contratos de 150.000 trabajadores expiran el mes que viene, el nuevo presidente del UAW, Shawn Fain, está utilizando el mismo libro de jugadas de los Teamsters, adoptando una teatral postura “militante”, incluso después de haber traicionado la huelga este verano de los trabajadores de las baterías de coches Clarios. Su plan es presentar el contrato propatronal que están cocinando como “histórico”.

Toda esta experiencia demuestra que la burocracia es impermeable a la “presión” desde abajo. En lugar de ello, los trabajadores tienen que organizar una rebelión contra el aparato de los Teamsters y los demás sindicatos y desarrollar estructuras de base que devuelvan el control a los trabajadores de base, donde pertenece.

Los trabajadores dieron pasos importantes en dirección de tal rebelión durante la lucha contractual, mediante la formación del Comité de Base de los Trabajadores de UPS. Se están creando comités de este tipo en todo el mundo, incluidos los trabajadores automotores, los trabajadores de Royal Mail y los ferroviarios estadounidenses, canadienses y alemanes. Estos comités están unidos bajo la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB).

La “ratificación” abre un nuevo capítulo en la lucha de las bases contra la burocracia. Este debe involucrar centralmente la denuncia sistemática de este contrato y de los métodos empleados para imponerlo. Tanto por ley como por principio, no es posible considerar que los trabajadores están sujetos a un contrato que se les impuso con mentiras y fraude.

Pero los trabajadores también están en una lucha política contra el Gobierno capitalista y los partidos corporativos. El contrato de UPS no es solo una traición, es una política de Estado. El Gobierno de Biden está utilizando a la burocracia sindical para imponer contratos ruinosos, así como para impedir o limitar las huelgas y disciplinar a los trabajadores en las cadenas de suministro de EE.UU., mientras el imperialismo estadounidense avanza hacia una guerra mundial. Es una continuación de la política que llevó a la prohibición de la huelga ferroviaria el año pasado, en la que O'Brien y los burócratas de los Teamsters desempeñaron un papel protagónico.

Los grupos pseudoizquierdistas como los Socialistas Democráticos de Estados Unidos (DSA, por sus siglas en inglés) fueron utilizados para reforzar la poca credibilidad de esta conspiración. La instalación de O'Brien al puesto más alto del sindicato con el respaldo del DSA y la facción “reformista” de los Teamsters por un Sindicato Democrático (TDU, por sus siglas en inglés), quienes también desempeñaron un papel propagandístico en promover el contrato, ha constituido la punta de lanza de su intervención en la crisis de la burocracia.

Muchos miembros del DSA se sumaron a esta campaña y otras similares en distintos sindicatos para acceder a altos cargos dentro de la burocracia. Su profunda integración en el aparato quedó expuesta tanto por su promoción de las mentiras propagandísticas de los Teamsters sobre el contrato como por su odio y pavor ante el crecimiento de una oposición organizada e independiente desde abajo, especialmente la formación del Comité de Base de los Trabajadores de UPS.

Casi inmediatamente después de que se anunciaran los resultados, el DSA se apresuró a atribuirse el logro del contrato, jactándose de que fue el resultado de “nuestra campaña 'Listos para la huelga'” que “involucró más de 100 capítulos [del DSA]”. Diciendo quizás más de lo que pretendían, añadieron: “Ha sido nuestra mayor campaña nacional desde Bernie 2020”, refiriéndose a su apoyo a la campaña de Bernie Sanders en las primarias presidenciales, que se utilizó para canalizar apoyo a Biden en las elecciones generales. La política procapitalista y antiobrera tanto del DSA como de Sanders quedó expuesta el año pasado cuando ambos desempeñaron un papel clave en la prohibición de la huelga de los ferroviarios.

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Su identificación con el contrato de UPS solo desacreditará aún más al DSA, que ya está sumido en una crisis. El DSA está tan abiertamente identificado con los demócratas y la burocracia sindical que otros grupos pseudoizquierdistas organizaron una segunda línea de defensa contra una rebelión desde abajo en UPS, diciéndoles a los trabajadores que un voto en contra habría convencido a los Teamsters a intentar conseguir un acuerdo mejor.

Pero mientras la pseudoizquierda está sumida en una crisis, la autoridad del World Socialist Web Site ha crecido significativamente entre los trabajadores de UPS. Esto es una expresión de la creciente radicalización de la clase obrera estadounidense. La “ratificación” también ha producido un interés aún mayor en el Comité de Base de los Trabajadores de UPS.

El crecimiento de la lucha de clases es producto de la crisis y el colapso del capitalismo estadounidense y mundial. Los trabajadores de todo el mundo se ven obligados a emprender luchas porque les resulta cada vez más imposible llegar a fin de mes, y estas luchas se radicalizan cuanto más dejan claro los Gobiernos, las grandes corporaciones y sus lacayos sindicales que no aceptarán ni siquiera modestas concesiones a los trabajadores. Este proceso tiene profundas raíces históricas y es más poderoso que las mezquinas maniobras de los burócratas y políticos aislados y despreciados.

Pero para tener éxito, esta lucha debe ser organizada, dirigida y políticamente consciente. Esta es la lección más importante de la lucha en UPS.

(Publicado originalmente en inglés el 23 de agosto de 2023)

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