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Informe al Séptimo Congreso del Partido Socialista por la Igualdad (EE.UU.)

El contexto histórico de la pandemia de COVID-19 y la lucha por su eliminación global

El siguiente es un informe dado por Evan Blake el 1 de agosto al Séptimo Congreso del Partido Socialista de la Igualdad (EEUU) en apoyo de la resolución titulada “La pandemia de COVID-19 y la lucha por el socialismo”.

Blake es miembro del Comité Nacional del PSI. Lea el informe completo sobre el Congreso y las resoluciones aprobadas en él aquí.

El informe presentado por Evan Blake al Séptimo Congreso del PSI (EE.UU.)

Un saludo revolucionario a los camaradas de todo el mundo. El hecho de que este sea nuestro segundo Congreso y el tercer evento de verano que hemos tenido que celebrar en línea es increíble. La pandemia ha seguido siendo un riesgo importante para la salud durante mucho más tiempo del que cualquiera de nosotros esperaba inicialmente.

Se trata de un acontecimiento histórico sin precedentes que ha afectado a todas las personas del planeta. No hay ningún país del mundo en el que no se reconozca la palabra COVID. Desde el principio hemos sido el único movimiento político del mundo que se ha tomado en serio la pandemia, y hoy somos el único partido que sigue reconociendo los peligros continuos y, de hecho, cada vez mayores, de la pandemia.

Según las cifras oficiales, 582 millones de personas se han infectado con COVID-19 en todo el mundo, incluyendo 93 millones en los Estados Unidos. Pero sabemos que el nivel real de infecciones es mucho mayor.

Este gráfico procede de un estudio de seroprevalencia realizado por los CDC, que demostró que en febrero de 2022 casi el 60 por ciento de la población estadounidense, es decir, unos 200 millones de personas, se habían infectado con COVID-19. Esto incluía al 75 por ciento de todos los niños, es decir, aproximadamente 55 millones de niños, incluyendo un aumento sustancial desde la ola de la variante BA.1 de diciembre a febrero.

Un gráfico que muestra el porcentaje de cada grupo etario en EE.UU. que ha contraído COVID-19 hasta febrero de 2022 (crédito: CDC)

Desde febrero, con la propagación de otras cuatro subvariantes de ómicron, es probable que la cifra global haya aumentado hasta al menos el 75 por ciento de la población estadounidense, es decir, 250 millones de personas. Si se extrapola esta cifra a la población mundial fuera de China, es probable que entre 4.500 y 5.000 millones de personas se hayan infectado con COVID-19 al menos una vez en todo el mundo desde el inicio de la pandemia.

Según el exceso de mortalidad estimado por The Economist, ya se han producido 22,2 millones de muertes en todo el mundo atribuibles a la pandemia, incluyendo 1,2 millones en los Estados Unidos. En tan solo 2,5 años, el COVID ha matado a tantas personas como las que murieron durante los cuatro años de la Primera Guerra Mundial. Si se toma la estimación de 50 millones de muertes durante la Segunda Guerra Mundial, la tasa de muertes por COVID es aproximadamente igual que la registrada durante la Segunda Guerra Mundial.

Según este rastreador, cada semana siguen muriendo entre 100.000 y 200.000 personas en todo el mundo a causa de la pandemia. Esta cifra ha disminuido ligeramente en el último año debido a las vacunas, pero como se puede ver, las olas de ómicron BA.1 y BA.2 causaron aumentos pronunciados en el exceso de mortalidad en todo el mundo, y las muertes de BA.5 están empezando a aparecer en este rastreo de datos.

Cuando se observa quiénes han muerto por COVID, la inmensa mayoría han sido ancianos. En Estados Unidos, más de 760.000 personas mayores de 65 años han muerto por COVID, es decir, una de cada 70 personas de ese grupo de edad. Otros 260.000 adultos en edad laboral han muerto en los Estados Unidos.

A pesar de las interminables mentiras que se han dicho sobre los impactos del COVID en los niños, que solo nuestro movimiento ha dejado claro que siempre buscaban forzar la reapertura de las escuelas para que los padres volvieran al trabajo, el número de muertes infantiles por COVID ha sido horrible en todo el mundo.

Este gráfico de Greg Travis, a quien entrevistamos para la Investigación Global de los Trabajadores, muestra que solo en el último año murieron 1.300 niños por COVID en este país, lo que la convierte en la segunda causa de muerte por enfermedad después de todas las formas de cáncer. En total, entre 2.000 y 5.000 niños han muerto por COVID en los Estados Unidos, y la cifra mundial se eleva a decenas de miles.

Gráfico que muestra las principales causas de muerte infantiles del 1 de julio de 2021 al 1 de julio de 2022 (crédito: Greg Travis)

Además, alrededor de 10 millones de niños en todo el mundo han perdido a uno de sus padres o a su cuidador principal a causa del COVID-19, lo cual es una cifra asombrosa. En los Estados Unidos, más de 200.000 niños han perdido a su padre, madre o cuidador principal, la mayoría bajo la Administración de Biden.

El trauma emocional y psicológico infligido por este nivel de muerte es enorme. Esta es una cita de un artículo de Ed Yong publicado en abril, que creo que indica la magnitud del dolor por el que están pasando millones de personas. Yong es un periodista de The Atlantic que ganó el año pasado el Premio Pulitzer de Reportaje Explicativo por su cobertura sobre la pandemia. Escribió:

Cada estadounidense que ha muerto por COVID ha dejado en promedio nueve parientes cercanos en duelo, creando una comunidad de afligidos superior a la población de todos los estados excepto 11. En circunstancias normales, se espera que el 10 por ciento de las personas en duelo desarrollen un duelo prolongado, que es inusualmente intenso, incapacitante y persistente. Pero en el caso de los afligidos por COVID, esa proporción puede ser aún más alta, porque la pandemia ha puesto en marcha muchos factores de riesgo.

Las muertes por COVID han sido inesperadas, inoportunas, especialmente dolorosas y, en muchos casos, evitables. La pandemia ha sustituido la comunidad por el aislamiento, la empatía por el juicio y las oportunidades de curación por los implacables desencadenantes. Algunas de estas características acompañan a otras causas de muerte, pero el COVID las ha entretejido y las ha infligido a gran escala [1].

Si se extrapola esta cifra a nivel mundial, aproximadamente 200 millones de familiares cercanos están sufriendo la pérdida de sus seres queridos, y al menos 20 millones de personas en todo el mundo están sufriendo un duelo prolongado, con millones más sumándose cada mes.

Además del profundo impacto de los 22 millones de muertes por COVID, como hemos señalado, la pandemia es también un “acontecimiento discapacitante masivo” debido al creciente número de víctimas del COVID persistente. Los activistas han advertido al respecto desde mayo de 2020. Como señala la resolución:

Las posibilidades de desarrollar COVID persistente se agravan con cada reinfección y solo se reducen ligeramente con la vacunación. En junio, el Gobierno estadounidense reconoció oficialmente que aproximadamente 20 millones de adultos estadounidenses padecían COVID persistente, una cifra que seguirá aumentando con cada nueva ola de infecciones y reinfecciones. Extrapolado a nivel mundial, es probable que haya más de 400 millones de personas en todo el mundo que padecen COVID persistente, para el cual aún no existe un tratamiento viable.

El COVID persistente es una crisis masiva y cada vez más profunda que tiene repercusiones terribles para millones de personas en todo el mundo. Como lo muestra este gráfico, puede afectar casi todos los órganos del cuerpo, y aproximadamente un tercio de todos los pacientes con COVID persistente experimentan síntomas debilitantes que les impiden funcionar con normalidad en el trabajo o en su vida cotidiana. Los científicos han utilizado la analogía de un iceberg para subrayar que, a largo plazo, esto tendrá enormes consecuencias para la sociedad que aún no vemos.

Algunos de los síntomas más prevalentes del COVID persistente, afectando todos los sistemas del cuerpo

Como resultado de la muerte y el debilitamiento masivos por las políticas de “dejarlo correr” en los últimos dos años y medio, la esperanza de vida se fue de picada en todo el mundo. La esperanza de vida es el patrón de oro con el que se puede medir el progreso de la sociedad, y los enormes descensos que se han producido a nivel mundial son quizás el testimonio más profundo del impacto de la pandemia y del carácter totalmente reaccionario del capitalismo mundial. La resolución afirma:

La infección por coronavirus también se ha relacionado con un mayor riesgo de ataque cardíaco, derrame cerebral, una serie de trastornos neurológicos, enfermedades renales, diabetes, desregulación inmunológica y otras secuelas que alteran la vida o son letales. Los efectos combinados de las muertes y el debilitamiento masivos han reducido la esperanza de vida en Estados Unidos en más de 2 años desde el comienzo de la pandemia.

En todo el mundo, la esperanza de vida ha disminuido en 1,6 años, el primer descenso global desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Este inmenso retroceso social, defendido desde hace tiempo por eugenistas como Ezequiel Emanuel, es visto como algo positivo por los sectores dominantes de la clase dirigente ya que reduce los pagos de pensiones y otros gastos sociales.

Este Congreso se produce en medio de la ola global de la subvariante ómicron BA.5, sobre la que hemos escrito ampliamente en el sitio. Se trata de la mayor ola por mucho que ha tenido lugar durante el verano en el hemisferio norte. Los impactos de BA.5 en toda Europa han sido terribles. Las muertes oficiales se han disparado en Portugal, Italia, Japón, Nueva Zelanda, Australia y otros países, mientras que el exceso de mortalidad aumenta constantemente en el Reino Unido y muchos otros países.

El caso de Nueva Zelanda es especialmente significativo. En nuestro seminario web del 22 de agosto del año pasado, en el que participó el Dr. Michael Baker, el virus había sido eliminado en Nueva Zelanda y el país solo tenía 27 muertes. Pero la estrategia de eliminación fue abandonada por el Gobierno de Ardern y ahora vemos los horribles resultados. El número de muertos asciende ahora a 2.212 y va en aumento, al igual que en la vecina Australia, donde el médico David Berger se enfrenta a la censura del Estado por defender una política de “Cero COVID”.

Muertes confirmadas por COVID-19 por millón de habitantes en Nueva Zelanda

Como hemos analizado en el WSWS, la ola de BA.5 ha provocado un cambio importante en la política de la Administración de Biden ante la pandemia. Justo cuando BA.5 se estaba volviendo dominante, se tomó la decisión de levantar la mayoría de las medidas que protegían a Biden, lo que condujo a contrajera el virus.

En las últimas dos semanas, la Casa Blanca aprovechó la infección de Biden para proclamar abiertamente la que ya era su política tácita desde la aparición de la variante ómicron: Todo el mundo se infectará de COVID, repetidamente, año tras año, para siempre.

Esta diapositiva muestra las declaraciones hechas la semana pasada por la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre, y el coordinador de la respuesta al COVID, el Dr. Ashish Jha, que son realmente significativas. Si bien ahora dicen abiertamente que el COVID nunca desaparecerá, siguen ocultando las desastrosas implicaciones de esta política de “COVID para siempre”.

Señalamos a algunas de estas implicaciones en nuestra perspectiva del 29 de julio y vamos a escribir sobre esto más adelante, pero es increíblemente grave. Esencialmente, ahora estamos en una situación en la que miles de millones de personas se están infectando y reinfectando en todo el mundo cada año.

El número de muertes y de personas que padecen COVID persistente seguirá aumentando con cada nueva variante, mientras que cada reinfección incrementará las posibilidades de morir, desarrollar COVID persistente o sufrir otra consecuencia asociada. Las tasas de ataques cardíacos, derrames cerebrales, enfermedades renales, trastornos neurológicos, enfermedades neurodegenerativas, etc., aumentarán constantemente, mientras que la esperanza de vida seguirá disminuyendo para la clase obrera.

Una de las preocupaciones centrales de los científicos de principios es que el virus seguirá evolucionando inevitablemente, algo que hemos advertido desde agosto de 2020, antes incluso de que las vacunas fueran aprobadas. En particular desde la aparición de la variante delta hace más de un año, hemos seguido insistiendo sobre esto. Esta es una imagen de la deriva antigénica que del SARS-CoV-2, donde vemos lo distintas que son las subvariantes de ómicron comparado al resto de las variantes.

En el escenario actual, en el que se eliminaron todas las mitigaciones y se permite la propagación irrestricta de las variantes de ómicron, que son cada vez más infecciosas e inmunoevasivas, el proceso de evolución viral se está acelerando. La estrategia de la Administración de Biden, si es que se le puede llamar así, depende ahora únicamente de las vacunas existentes y del Paxlovid, que ya estamos viendo que están perdiendo su eficacia debido a la evolución viral.

Estas declaraciones del Dr. Eric Topol, que citamos en la perspectiva del 29 de julio, se profundizan en esta cuestión crítica en la que hemos insistido durante el último año, en particular, y refutan completamente las mentiras de la Administración de Biden. En relación con el Paxlovid, el Dr. Topol declaró:

Vamos a ver cierta resistencia [del virus] a este medicamento, que, después de las vacunas, es el segundo avance más importante que hemos tenido para enfrentarnos al virus. Pero puede ser de corta duración, podría ser que a finales del año o principios del próximo, ya no tengamos Paxlovid como remedio o rescate [2].

Comentando sobre un reciente estudio de los CDC, que mostraba un descenso significativo de la eficacia de las vacunas en la prevención de las hospitalizaciones por infecciones con BA.2 y BA.2.12.1 esta primavera, declaró:

La caída de casi 40 puntos en la eficacia contra las hospitalizaciones de solo dos dosis, debería ser una señal de que algo está pasando con nuestra protección vacunal. Pero no se ve que nadie plantee preocupaciones con respecto a esto. Todo lo que se oye es una charla feliz de que tenemos una gran protección contra las hospitalizaciones y las muertes [3].

Estos datos subrayan los puntos planteados por Eric Topol sobre el estudio de los CDC. A la izquierda de esta diapositiva, vemos el aumento de las hospitalizaciones de niños en la pandemia, que han aumentado en las últimas semanas debido a la variante BA.5 y que aumentarán aún más en las próximas semanas, a medida que las escuelas vuelvan a abrir completamente. A la derecha, se pueden ver las tasas de hospitalización para cada franja de edad, y también ha habido un aumento significativo de las hospitalizaciones en el grupo de mayor edad en la parte superior, los mayores de 70 años.

El camarada Benjamin Mateus y yo también hablamos recientemente con el Dr. Arijit Chakravarty, el científico de Fractal Therapeutics, al que Benjamín entrevistó extensamente en mayo sobre las implicaciones del COVID “endémico” o “para siempre”. Cuando hablamos, planteó muchos de los mismos puntos que Eric Topol, a la vez que profundizó sobre otros peligros de la evolución viral. En la entrevista de mayo, señaló a un cálculo aproximado:

Si todo el mundo se vacunara mañana, y pasáramos sólo tres años “aprendiendo a vivir con COVID” con la estrategia actual, bien podríamos tener más de mil millones de personas viviendo con COVID persistente.

Fractal Therapeutics está elaborando actualmente complejos modelos sobre esta cuestión y tratando de prever las implicaciones del “COVID para siempre” en cuanto a las repercusiones que el COVID para siempre y los riesgos sanitarios asociados tendrán en los próximos años. Cuando hablamos la semana pasada, también planteó estas cuestiones críticas sobre la política de “COVID para siempre”, declarando:

Uno se está arriesgando si hace caso omiso a la evolución viral. La respuesta actual de la salud pública está ignorando la evolución viral, y el virus podría cambiar toda la situación en cualquier momento. Toda su estrategia se basa en la buena voluntad del virus.

Y continuó:

Solo se están interpretando las reinfecciones de COVID en términos de la mortalidad y morbilidad del virus tal y como es ahora, pero es un blanco en movimiento. Si esperamos que el virus tenga propiedades similares en el futuro, es una posición muy optimista. El COVID sigue siendo una grave amenaza para nuestra sociedad por varias razones:

1) Podría aparecer una variante con una tasa de mortalidad por infección mucho mayor, y no lo sabremos hasta que las morgues empiecen a llenarse. Dado que se han levantado todas las precauciones, sigue siendo un riesgo considerable y sin control durante algún tiempo.

2) Todo el mundo contrae COVID muy a menudo, y millones de personas se deterioran al menos un poco cada vez. Si esto ocurre durante 5-10 años, ¿cuál será el impacto acumulado? Al hacer la evaluación de riesgos, siempre hay que ser consciente de que un pequeño peligro podría convertirse en un gran riesgo si se vuelve más frecuente.

3) Es muy fácil que se produzca una situación en la que haya pandemias simultáneas de variantes genéticamente distintas del virus, como se ha visto con el dengue. Si el virus sigue mutando tan rápidamente como lo ha hecho, la densidad de las olas de COVID seguirán siendo cada vez mayores, y su frecuencia podría aumentar.

Estos escenarios potenciales esbozados por el Dr. Chakravarty desmienten completamente todas las afirmaciones hechas sobre la “inmunidad colectiva” y demuestran el callejón sin salida de los enfoques mitigadores y que se limitan a las vacunas.

Es importante recordar que la aparición de ómicron fue recibida positivamente por la Administración de Biden y otros Gobiernos del mundo, porque consideraron que tenían algo que infectaría a tanta gente que enviaría el virus a la “endemicidad”. Como escribimos, esto representó la adopción de la política de “inmunidad colectiva” por parte de toda la élite política.

Una vez más, estaban completamente equivocados y eran miopes. Cuantas más personas se infecten, más mutará el virus. Su problema era que el virus era más inteligente que ellos. Su estrategia se basa en la buena voluntad del virus para no evolucionar, lo que es claramente anticientífico.

Volveré a tratar algunos de estos temas al final de mi informe y también me referiré a la situación de la viruela del mono y a lo que podemos esperar en los próximos meses. Pero ahora quiero concentrarme en cómo se ha desarrollado esta monumental tragedia, incluyendo el contexto histórico de la pandemia y la respuesta del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI). Este es el enfoque de la tercera sección de la resolución, que es realmente la sección principal y más importante. Comienza:

El historial del WSWS y el CICI sobre la pandemia no tiene paralelo y es un triunfo del movimiento marxista. Desde enero de 2020, hemos publicado más de 5.000 artículos sobre la pandemia, alertando continuamente a la clase obrera internacional sobre la creciente catástrofe mundial y abogando por políticas para eliminar el SARS-CoV-2 a nivel mundial.

Desde el principio, el CICI insistió en que la pandemia no era simplemente una cuestión médica, sino principalmente política, social y económica y que derivaba de la crisis capitalista mundial más amplia. La respuesta a la pandemia estaría determinada por las condiciones sociales preexistentes.

En Estados Unidos, las décadas de guerras interminables, el parasitismo financiero, la desindustrialización, la degeneración corporativista de los sindicatos, la evisceración de los derechos democráticos y la promoción de la extrema derecha encarnada en la Presidencia de Donald Trump eran las fuerzas determinantes a principios de 2020.

Hay que preguntarse: ¿Por qué el CICI respondió a la pandemia como ninguna otra tendencia política en el mundo? ¿Qué es lo que preparó a nuestro movimiento para llevar a cabo un análisis tan amplio y profundo de este acontecimiento histórico-mundial?

El aspecto más importante de nuestra respuesta a la pandemia ha sido la perspectiva política y programática que hemos trazado para la clase obrera internacional. Las reflexiones que hemos hecho fluyen directamente del trabajo preparatorio durante la cuarta fase en la historia del movimiento trotskista de 1986 a 2019. En esta diapositiva, he enumerado algunos de los logros clave durante este período de 33 años que son más relevantes para nuestro trabajo sobre la pandemia:

  • En primer lugar, este período vio el renacimiento del trotskismo, enraizado sobre todo en el internacionalismo y la lucha por la revolución permanente. Este es el significado fundamental de nuestra cobertura y del trabajo de nuestro partido durante la pandemia. Siempre se ha guiado por una perspectiva internacionalista, partiendo de la situación mundial a la nacional.
  • En segundo lugar, el análisis exhaustivo de la globalización y los sindicatos que hicimos a partir de los años 80.
  • Tercero, nuestro análisis de la disolución de la Unión Soviética, que puso en marcha un proceso de contrarrevolución mundial para revertir todas las conquistas sociales ganadas por la clase obrera en las luchas anteriores.
  • Cuarto, la fundación del World Socialist Web Site en 1998.
  • Quinto, nuestra respuesta al colapso financiero de 2008 y sus ramificaciones.
  • Sexto, nuestra continua lucha por la ciencia y la verdad histórica contra la Escuela de Frankfurt, el postmodernismo, el Proyecto 1619 y el oscurantismo religioso, incluyendo el caso de Terry Schiavo.
  • Y séptimo, nuestra hostilidad al maltusianismo, a la pseudoizquierda, a los partidos verdes y a todas las demás formas de política pequeñoburguesa.

Durante estos 33 años de 1986 a 2019, todas las demás tendencias políticas del mundo que se hacían llamar marxistas o trotskistas abandonaron a la clase obrera y se acomodaron al capitalismo mundial y al imperialismo.

Por el contrario, el trabajo preparatorio y la clarificación teórica que realizó el CICI nos dejó extremadamente bien posicionados para responder a la pandemia. Entendimos inmediatamente lo desastrosa que sería, debido a la crisis preexistente del capitalismo y a la virtual destrucción del movimiento obrero.

La cuestión de la salud pública y la lucha por una medicina socializada siempre han sido centrales para el movimiento marxista. Uno de los elementos más importantes de la pandemia ha sido la forma en que los siglos de lucha por la salud pública fueron completamente repudiados, especialmente en Estados Unidos, pero también en gran parte del mundo.

En efecto, nuestro trabajo sobre la pandemia ha establecido más firmemente nuestra conexión con las luchas pasadas del movimiento marxista por la expansión de la salud pública y el acceso universal a la salud. Antes de pasar al trabajo del partido durante la pandemia, me gustaría repasar brevemente parte de esta historia.

Muchos camaradas estarán familiarizados con esto, pero uno de los textos fundacionales del marxismo es La condición de la clase obrera en Inglaterra, de Engels, que documenta meticulosamente las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores en Inglaterra en la década de 1840. El libro tuvo un profundo impacto en Marx y ayudó a forjar la relación entre los dos fundadores del socialismo científico.

Friedrich Engels [Photo: Unknown author]

Este es el pasaje más famoso del libro en el que Engels describe la forma en que los capitalistas, a través de la brutalidad de la producción industrial, matan continuamente a sus trabajadores en lo que él denomina “asesinato social”. Estas palabras se aplican con la misma fuerza a las políticas de asesinato social cometidas a lo largo de la pandemia. Engels escribe:

Cuando un individuo inflige una lesión corporal a otro de tal manera que resulta en la muerte, lo llamamos un homicidio; cuando el agresor sabía de antemano que la lesión sería fatal, llamamos a su acto asesinato. Pero cuando la sociedad coloca a cientos de proletarios en una posición tal que inevitablemente sufren una muerte demasiado temprana y antinatural, una muerte tan violenta como aquella infligida por la espada o una bala; cuando priva a miles de personas de las necesidades de la vida, las coloca en condiciones en las que no pueden vivir, las obliga, a través de la mano dura de la ley, a permanecer en tales condiciones hasta que sobrevenga la muerte como consecuencia inevitable, sabe que estas miles de víctimas deben perecer y, sin embargo, permite que estas condiciones perduren, su acto es un asesinato tan seguro como el acto de un solo individuo; un asesinato disfrazado, malicioso, un asesinato contra el que nadie puede defenderse, que no parece lo que es, porque nadie ve al asesino, porque la muerte de la víctima parece natural, ya que el delito es más de omisión que de comisión. Pero sigue siendo un asesinato. Ahora tengo que demostrar que la sociedad inglesa comete a diario y cada hora lo que los órganos de los trabajadores, de forma perfectamente correcta, califican como asesinato social, que ha colocado a los trabajadores en condiciones en las que no pueden conservar su salud ni vivir mucho tiempo; que socava la fuerza vital de estos trabajadores gradualmente, poco a poco, y así los precipita a la tumba antes de tiempo [4].

El desarrollo de la salud pública en Estados Unidos y a nivel internacional es un tema muy amplio. Hay muchos libros sobre ello, y hemos destacado en particular la obra pionera del historiador George Rosen, Una historia de la salud pública, escrita en 1958. En ese libro, Rosen describe la salud pública de la siguiente manera:

La historia arroja una luz sobre el interés público en la salud. El hombre es un ser social. Es característico de los seres humanos asociarse entre ellos para protegerse y beneficiarse mutuamente. A lo largo de la historia conocida, los hombres que viven en comunidades han estado obligados a tomar en cuenta, de un modo u otro, los problemas de salud que derivan de las necesidades y atributos biológicos de sus prójimos.

A partir de la necesidad de abordar estos problemas de la vida social, se ha vuelto cada vez más claro el reconocimiento de la importancia de la acción comunitaria en la promoción de la salud y la prevención y el tratamiento de las enfermedades. Este reconocimiento se resume en el concepto de la salud pública [5].

El propio Rosen es una figura fascinante. Estudió medicina en Berlín a principios de los años 30 y fue testigo de la llegada al poder de Hitler. Durante esa época, estudió obras del marxismo clásico y se convirtió esencialmente en un socialdemócrata, lo que satura sus trabajos sobre la historia de la salud pública.

En este libro, Rosen recorre el desarrollo de la salud pública desde la antigüedad hasta la década de 1950 y su relación con la lucha de clases. El capítulo central trata sobre la Revolución Industrial y la aparición de la clase obrera, que luchó cada vez más por mejorar sus condiciones de vida y de trabajo.

Los camaradas David North y Joseph Kishore profundizaron en estos temas en la declaración de Año Nuevo de este año, que es un texto fundacional. Resumen los avances acumulados desde finales del siglo diecinueve hasta mediados del veinte, especialmente tras la Revolución rusa, que impulsó importantes reformas sociales y la expansión de la salud pública a nivel internacional, afirmando:

El estado de la salud pública es uno de los índices más críticos del progreso social y del estado general de la sociedad...

Los avances en la higiene pública, la comprensión del organismo humano, el tratamiento de las enfermedades, el reconocimiento de la importancia de un entorno antiséptico para combatir las infecciones, el desarrollo de vacunas y antibióticos, el descenso de la mortalidad infantil y el aumento de la esperanza de vida, son logros que se consideran hitos en la historia de la civilización humana.

Esta lucha por el progreso social encontró su máxima expresión en la Revolución rusa y en la construcción del primer Estado obrero de la historia. Este es un pasaje crítico del Programa del Partido Comunista Ruso de 1919, que tenía un poderoso compromiso con desarrollar la salud pública. Los bolcheviques, entonces todavía bajo la dirección de Lenin y Trotsky, escribieron:

El Partido Comunista Ruso toma como base de su actividad en la esfera de la protección de la salud del pueblo, principalmente, la realización de medidas sanitarias y de salud de gran alcance, con el fin de prevenir la propagación de enfermedades.

La dictadura del proletariado ya ha hecho posible la introducción de una serie de medidas en el ámbito de la salud pública y el servicio médico que eran imposibles bajo el capitalismo, como la nacionalización de las farmacias, los grandes hospitales y balnearios de propiedad privada, la introducción del trabajo obligatorio para los médicos, etc.

En consecuencia, el Partido Comunista Ruso se propone las siguientes tareas inmediatas:

(1) La aplicación decidida de amplias medidas de saneamiento en interés de los trabajadores, tales como:

(a) La mejora de las condiciones sanitarias de las zonas habitadas (protección del suelo, del agua y del aire).

(b) La organización de la restauración colectiva según criterios científicos e higiénicos.

(c) La adopción de medidas para prevenir el brote y la propagación de enfermedades infecciosas.

(d) La introducción de legislación sanitaria.

(2) La lucha contra las enfermedades sociales (tuberculosis, enfermedades venéreas, alcoholismo, etc.).

(3) Que el tratamiento médico y los medicamentos sean gratuitos y cualificados y estén al alcance de todos [6].

Este es sólo un componente del programa revolucionario del Partido Comunista Ruso, escrito exactamente 100 años antes del brote del SARS-CoV-2 a finales de 2019. Los elementos esenciales del mismo están presentes en la resolución de este año sobre la pandemia y han sido expresados en nuestros escritos durante los últimos dos años y medio.

A pesar de la degeneración burocrática bajo el mandato de Stalin, la Unión Soviética realizó importantes logros en el ámbito de la salud pública. En la década de 1960 se eliminó la malaria y se realizaron importantes esfuerzos para eliminar la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas.

Gráfico de la eliminación de la malaria en la Unión Soviética (crédito: Kondrashin, A.V., Morozova, L.F., Stepanova, E.V. et al. On the epidemiology of Plasmodium vivax malaria: past and present with special reference to the former USSR. Malar J 17, 346 (2018). https://doi.org/10.1186/s12936-018-2495-y)

Cabe destacar que fue el viceministro de Salud de la Unión Soviética, el virólogo y epidemiólogo Viktor Zhdanov, quien en 1958 pidió por primera vez a la Asamblea Mundial de la Salud que emprendiera una iniciativa global para erradicar la viruela, que fue aceptada al año siguiente.

A pesar de los logros históricos en materia de salud pública que surgieron directamente o indirectamente de la Revolución rusa, este campo siempre se ha visto obstaculizado por una grave falta de financiación, la subordinación de las industrias sanitarias y farmacéuticas al lucro privado y los intereses nacionalistas de las potencias imperialistas.

Mientras que Estados Unidos y muchos países europeos eliminaron la fiebre amarilla, la babesiosis, el paludismo y la poliomielitis en el siglo veinte, seguidos por el sarampión, la rubeola y la difteria a principios de este siglo, la viruela sigue siendo la única enfermedad infecciosa erradicada a nivel mundial. Incluso este logro histórico solo se desarrolló gracias a los inmensos esfuerzos internacionales de científicos y departamentos de salud pública con una financiación mínima, a menudo en conflicto con varios Gobiernos nacionales.

Cada uno de los patógenos previamente eliminados en los países capitalistas avanzados, así como muchas otras enfermedades infecciosas, podrían erradicarse rápidamente en todo el mundo bajo una economía socialista planificada en la que las necesidades sociales y la salud pública tendrían prioridad sobre los beneficios empresariales y los presupuestos militares gigantescos.

Como ocurre con todos los elementos del progreso humano, la propiedad privada de los medios de producción y la división del mundo en Estados-nación rivales son las barreras fundamentales que bloquean la eliminación o erradicación mundial de numerosos patógenos, incluyendo el SARS-CoV-2.

Tras la erradicación de la viruela en 1980, el desarrollo de la salud pública se detuvo de facto. El ascenso de Reagan y Thatcher, la promoción rabiosa del individualismo y, sobre todo, la disolución de la Unión Soviética dieron paso a décadas de implacable contrarrevolución social y la constante erosión de la salud pública.

Aunque todos los campos de la ciencia han experimentado un extraordinario avance en las últimas cuatro décadas, el profundo retroceso social de este periodo de decadencia capitalista ha socavado gravemente la salud pública.

La desastrosa respuesta a la pandemia del VIH/SIDA, que ha matado a unos 36,3 millones de personas en todo el mundo desde 1981, marcó un importante punto de inflexión en este proceso. Al igual que ocurre ahora con la viruela del mono, el VIH/SIDA fue calificado inicialmente como una “enfermedad homosexual”. Se permitió que se afianzara en gran parte del mundo, especialmente en África subsahariana, donde, como vemos aquí, la tasa de mortalidad sigue siendo increíblemente alta.

La tasa de mortalidad por VIH/SIDA en 2019 por 100.000 habitantes

Esta gráfica muestra el número acumulado de niños que han quedado huérfanos a causa del sida en todo el mundo, así como algunos de los países más afectados de África. Como en el caso del COVID-19, el trauma infligido a millones de jóvenes es inmenso.

Tras la pandemia del sida, después del cambio de siglo hubo una serie de nuevas enfermedades infecciosas que estuvieron a punto de convertirse en pandemias catastróficas: el brote de SARS de 2002-2004; la epidemia de la “gripe de aviar” H5N1 de 2003; la pandemia de la “gripe porcina” H1N1 de 2009; el brote de MERS de 2012; el repunte de los casos de poliomielitis de 2014 en África y Asia; la epidemia del virus del Ébola de 2014-2016, el brote de Zika de 2015-2016 y el brote de Ébola de 2018-2020 en la República Democrática del Congo.

A pesar de la publicación de cientos de documentos científicos, artículos periodísticos, libros e incluso películas que subrayan la necesidad de que los Gobiernos del mundo se preparen para futuras pandemias, la sociedad mundial no estaba en absoluto preparada para la aparición del SARS-CoV-2 a finales de 2019. A lo largo de este periodo, el WSWS escribió sobre cada uno de estos brotes y pandemias, subrayando la falta de preparación para la inminente aparición de futuras enfermedades infecciosas.

Nuestro intenso enfoque en la pandemia es una de las decisiones estratégicas en la historia del CICI, que se deriva de los realizados durante el siglo pasado y, en particular, desde la ruptura con el WRP. Nuestra respuesta a la pandemia y los cambios en el trabajo del partido durante los últimos dos años y medio son quizás la expresión más profunda de la 5ª Fase en la historia del movimiento trotskista.

En la conferencia del camarada North en la Escuela de Verano de 2019, señaló que la 5ª Fase verá la creciente intersección del partido con las luchas revolucionarias de la clase obrera, que se facilitará a través de la aparición de nuevas tecnologías que han revolucionado las comunicaciones.

En los últimos dos años, hemos organizado numerosas reuniones públicas en línea sobre la pandemia, así como la huelga escolar mundial y otras luchas críticas de los trabajadores a nivel internacional. Hemos ayudado a los trabajadores a formar comités de seguridad de base en muchas industrias de todo el mundo para luchar contra las políticas homicidas de la pandemia.

El logro más fundamental ha sido nuestro continuo análisis y el desarrollo de nuestra perspectiva en cada momento, que es el enfoque principal del próximo libro sobre la pandemia que publicaremos en agosto, que se titulará COVID, capitalismo yguerra declases:unacronologíasocial ypolítica de lapandemia.

El libro es una recopilación de las declaraciones más críticas que hemos publicado sobre la pandemia y es una lectura esencial para entender la pandemia y la respuesta de nuestro movimiento. Documenta los puntos de inflexión y los conceptos clave que hemos elaborado, algunos de los cuales se resumen aquí:

  1. Negligencia maligna
  2. El papel de la lucha de clases para forzar los confinamientos globales
  3. La Ley CARES y otros rescates financieros
  4. La “inmunidad colectiva” y la campaña de regreso al trabajo
  5. Nuestro mitin del Primero de Mayo de 2020 y el concepto de “evento desencadenante”
  6. Las traiciones de los sindicatos, que impulsaron el rápido crecimiento de los comités de base
  7. La elección de Biden y el golpe del 6 de enero
  8. La lucha contra la reapertura de las escuelas
  9. La devastación global de la variante delta
  10. Las tres estrategias de la pandemia: inmunidad colectiva, mitigación, eliminación-erradicación
  11. Nuestros webinarios del WSWS de agosto y octubre de 2021
  12. La investigación global de los trabajadores sobre la pandemia de COVID-19
  13. Ómicron y el colapso de la estrategia mitigadora
  14. La nueva realidad de la “endemia” o “COVID para siempre”

Nuestro primer artículo sobre el COVID-19 se publicó el 24 de enero de 2020, un informe noticioso del camarada Benjamin Mateus sobre la situación en China. Cuatro días después, el camarada Bryan Dyne escribió nuestra primera perspectiva sobre el brote en China, titulada “El brote de coronavirus de Wuhan y la amenaza global de las enfermedades infecciosas”. Continuamos publicando noticias actualizadas a lo largo de febrero de 2020, mientras los políticos, así como prácticamente todos los medios de comunicación corporativos, permanecían completamente en silencio mientras el virus se extendía a nivel mundial.

El 28 de febrero de 2020, publicamos nuestra primera declaración del CICI sobre el coronavirus, que pedía una movilización coordinada a nivel mundial de los recursos de salud pública para erradicar el virus. Esta fue la primera de las numerosas declaraciones que exigían la erradicación del virus a lo largo de 2020 y hasta el presente. Otras declaraciones de la PSI (Estados Unidos) durante este tiempo desarrollaron estos temas y trazaron una estrategia clara que habría detenido la pandemia en seco si hubiéramos estado en el poder.

En la declaración del CICI del 28 de febrero de 2020, escribimos:

La solución debe ser global. Se debe permitir que los científicos de todo el mundo compartan sus investigaciones y tecnología, sin que los 'intereses nacionales' y los conflictos geopolíticos retrasen las contramedidas eficaces para contener, curar y, en última instancia, erradicar el coronavirus…

Es preciso asignar inmediatamente cientos de miles de millones de dólares para garantizar un acceso universal a la atención médica de la más alta calidad para todos los infectados por el virus. Se debe reunir un equipo internacional de expertos médicos y científicos para coordinar la atención dondequiera que haya brotes…

El suministro de atención médica y tratamiento no puede ser regulado por las compañías de seguros, farmacéuticas y de salud. El tratamiento, incluyendo cualquier futura vacuna, debe estar disponible para todos, de forma gratuita y sobre una base igualitaria. Las gigantescas empresas de servicios de salud deben ser transformadas en servicios públicos, controlados democráticamente para satisfacer la urgente necesidad social que presenta el coronavirus y otras emergencias sanitarias.

En marzo de 2020, seguimos analizando la desastrosa respuesta de los Gobiernos capitalistas, sobre todo, el estadounidense, y acuñamos el término 'negligencia maligna' para describir su negativa a implementar las medidas más básicas de salud pública.

En esta declaración de los camaradas Alex Lantier y André Damon, escribimos:

Ante este creciente desastre, existe un enorme abismo entre la gravedad de la situación y la respuesta de los Gobiernos del mundo.

En la superficie, esta respuesta parece ser caótica, desorganizada e improvisada. Todo esto es cierto. Pero de este caos aparece una política definida, que puede definirse como negligencia maligna. Es decir, los Gobiernos están tomando una decisión deliberada de minimizar su respuesta y adoptar una actitud de indiferencia ante la propagación del virus.

En oposición a la negligencia maligna de las élites gobernantes, encabezamos la lucha de la clase obrera para imponer a la fuerza confinamientos, sobre todo, entre los trabajadores de la industria automotriz donde nuestras declaraciones condujeron directamente a las huelgas salvajes que cerraron la industria automotriz en América del Norte.

Una declaración del PSI llamando al cierre de la industria automotriz fue leída por miles de trabajadores en toda el área metropolitana de Detroit y precipitó el cierre de fábricas en toda Norteamérica, que entonces solo el WSWS cubrió adecuadamente.

Inmediatamente comprendimos el significado de la Ley CARES y otros rescates financieros globales, así como el mantra de Thomas Friedman “la cura no puede ser peor que la enfermedad”, que inició la campaña global de regreso al trabajo, y escribimos sobre estos temas continuamente a partir de finales de marzo.

Las declaraciones de este período son notables y un poderoso testimonio del renacimiento del trotskismo durante la cuarta fase [de la historia de la Cuarta Internacional]. Esta diapositiva muestra la fuerte correlación entre el aumento del índice bursátil Dow y el número de muertos por COVID en 2020, que continuó durante 2021 hasta el estallido de la guerra en Ucrania.

Verde: el íindice bursátil Dow Jones; Rojo: muertes por COVID-19 en EE.UU.

Publicamos denuncias mordaces de la respuesta criminal de la Administración de Trump, que más tarde se reveló que había mentido continuamente al público a partir de enero de 2020.

Esta fue una declaración crítica del 7 de abril de 2020 de los camaradas Joe Kishore y David North, que explicaron claramente las fuerzas objetivas que impulsan la campaña de regreso al trabajo. Escribimos:

En el análisis final, el edificio de capital ficticio —riqueza creada por medio de una masiva e inflacionaria expansión del crédito y la deuda— no puede ser liberado completamente de un proceso productivo real que involucra y exige la explotación del poder laboral de la clase obrera. Si ese proceso real se detuviera, por cualquier razón, la estructura de capital ficticio colapsaría...

El conflicto de clases y la lógica de clases opuestas se presentan marcadamente: para la clase gobernante, es una cuestión de asegurar su riqueza, obligando a los trabajadores a regresar a su trabajo bajo condiciones insalubres y destruyendo lo que quede de los programas sociales. Para la clase obrera, es una cuestión de salvar sus vidas, detener toda la producción no esencial y reestructurar la vida económica con base en las necesidades sociales, no el lucro privado.

Un camino lleva al autoritarismo, el otro a la revolución socialista. Esta es la lógica social y política irreprimible de la realidad fundamental de nuestra época: la crisis global y la agonía mortal del capitalismo mundial.

La pandemia fue el tema central de la manifestación del Primero de Mayo de 2020, en la que el camarada North la caracterizó como un “acontecimiento desencadenante” en la historia mundial, que interactuaría con las contradicciones preexistentes del capitalismo y pondría en marcha procesos que conducirían a la guerra y a la revolución mundial.

Como señalamos en la resolución, esta perspectiva ha sido totalmente confirmada. En el mitin del Primero de Mayo, los camaradas también dieron poderosos informes sobre las desastrosas respuestas en Turquía, Brasil, Sri Lanka, Australia y en toda Europa.

El 21 de mayo de 2020 publicamos una declaración muy importante, que escribimos después de una reunión con trabajadores automotores cercanos, en la que el camarada Benjamin Mateus participó destacadamente. Escribimos:

El coronavirus es altamente contagioso y se propaga a través de gotitas cuando la gente habla, respira, tose o estornuda. Las personas se contagian cuando las partículas del virus entran en sus bocas, narices u ojos a través de una transmisión directa o después de tocar una superficie donde cayeron las partículas.

Los científicos han mostrado que el patógeno también está presente en diminutas partículas aéreas conocidas como aerosoles que pueden permanecer suspendidas en el aire por largos periodos de tiempo y viajar mucho más lejos que los seis pies u 1,83 metros recomendados de distanciamiento social. La distancia que el virus puede viajar también es afectada por el volumen con el que alguien habla.

Creo que este pasaje, que señala el papel de la transmisión aérea, destaca el hecho de que en todas las cuestiones científicas críticas relacionadas con la pandemia, nos adelantamos y seguimos a los científicos más avanzados y con mayor visión del futuro.

Esto se ve claramente en el volumen de 2020 del libro, pero desde una etapa muy temprana estábamos informando y advirtiendo sobre la necesidad de confinamientos completos y remunerados, pruebas masivas y rastreo de contactos, así como sobre el papel de la transmisión aérea, los peligros de la reapertura de las escuelas, el impacto del COVID persistente, el potencial de la evolución viral y más.

El trabajo realizado por el camarada Benjamin Mateus sobre estos temas ha sido notable, pero también los camaradas Bryan Dyne, Andre Damon, Philip Guelpa, Frank Gaglioti y otros escritores a nivel internacional, y esto se ve reflejado en artículos importantes sobre cada uno de estos temas en el libro de la pandemia.

Después, el Congreso de 2020 evaluó los primeros meses de la pandemia y desarrolló el concepto de “evento desencadenante”. Esta cita de la resolución del Congreso es una advertencia muy premonitoria de que las vacunas no resolverían la pandemia. Escribimos:

“¿Cuánto tiempo tomará controlar la pandemia?”. Miles de millones de personas se hacen esta pregunta. La respuesta común es que la pandemia continuará hasta que se desarrolle una vacuna efectiva. Esta respuesta fatalista se basa en el supuesto de que la crisis del COVID-19 es casi exclusivamente un problema médico. Lo que deja por fuera son las dimensiones sociales y políticas de la lucha contra la pandemia. De la misma manera en que se necesitó el levantamiento de la clase trabajadora para poner fin a la Primera Guerra Mundial, la intervención con consciencia de clase de la clase trabajadora, en lucha contra el capitalismo, es necesaria para crear las condiciones para una respuesta social efectiva a la enfermedad. Incluso si se desarrollare una vacuna en el futuro cercano y brindare una inmunidad a largo plazo, lo cual no está garantizado, su distribución estará sujeta al afán de lucro de las empresas y los conflictos geoestratégicos entre las principales potencias capitalistas. Es más, la contención de la pandemia no hará concluir la crisis social y económica. Como pasó en el período posterior a la Primera Guerra Mundial, la pandemia dejará profundas cicatrices y tendrá consecuencias de larga duración. No se volverá a las condiciones, que ya eran malas, que existían antes del brote. La crisis económica, social y política se desarrollará sobre la base de condiciones creadas por la pandemia. El alcance y la intensidad de la lucha de clases aumentarán, no disminuirán.

Tras el Congreso, nuestro partido desempeñó un papel destacado en las luchas contra la reapertura de las escuelas, que ocurrieron en cientos de ciudades de todo el mundo. Ayudamos a los educadores a crear comités de base en todo el mundo. En oposición al New York Times y a todos los medios de comunicación corporativos, nos basamos en la ciencia y en los numerosos estudios que demostraban, ya en mayo de 2020, el importante papel que desempeñan las escuelas en la transmisión del virus.

Continuamos trazando las conexiones entre la pandemia y la promoción de la extrema derecha, que encontró su expresión más aguda bajo Trump en los Estados Unidos. Expusimos la Declaración de Great Barrington y la adopción abierta de la “inmunidad colectiva” por parte de Trump, Johnson, Bolsonaro, Modi y otros líderes mundiales.

A lo largo del otoño y el invierno de 2020, publicamos numerosas perspectivas y declaraciones sobre la desastrosa ola que se estaba desarrollando y la necesidad de confinamientos inmediatos mientras se desplegaban las vacunas. Esta política habría salvado millones de vidas en todo el mundo solo en esos meses.

Tras la toma de posesión de Biden, la lucha contra la reapertura de las escuelas volvió a ser un elemento central de la lucha de clases en EE.UU., ya que el principal compromiso de política nacional de Biden fue reabrir completamente las escuelas en todas las ciudades dirigidas por los demócratas en las que todavía había clases a distancia. Esto se centró inicialmente en Chicago, donde la alcaldesa Lori Lightfoot amenazó con un despido masivo al estilo de PATCO a los maestros de base, quienes se rebelaron contra los esfuerzos del Chicago Teachers Union (CTU), un sindicato pseudoizquierdista, para que volvieran a las aulas.

Una vez que la traición del CTU tuvo éxito, esto abrió la puerta a la reapertura total de las escuelas en Filadelfia, Los Ángeles, Oakland y todas las demás ciudades dirigidas por los demócratas, lo que tuvo consecuencias desastrosas esa primavera y aún más el siguiente semestre de otoño, matando a cientos de niños en todo Estados Unidos.

Desde finales de marzo hasta mediados de mayo de 2021, tuvimos una cobertura casi diaria de la ola de la variante delta en India, que sigue siendo la peor ola en cualquier parte del mundo durante la pandemia. Se estima que más de 2 millones de personas murieron en India solo durante esos dos meses.

El Primero de Mayo de 2021 volvió a centrarse en la pandemia y en la fundación de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB), que anticipó un importante crecimiento de la lucha de clases durante el pasado año. La declaración fundacional de la AIO-CB subrayó la importancia de la pandemia y el papel de los comités de base en la organización de la oposición a las políticas asesinas, que tenemos que seguir desarrollando en el futuro.

Nuestra escuela de verano en EE.UU. el año pasado contó con informes del camarada Benjamin Mateus sobre el estado de la pandemia y las lecciones históricas de la pandemia de la gripe de 1918, así como del camarada Andre Damon sobre la mentira del laboratorio de Wuhan, que solo nuestro partido ha expuesto e informado al respecto de manera continua.

Después de la escuela de verano de 2021, hicimos un avance significativo en nuestra perspectiva a través de las declaraciones sobre la eliminación-erradicación y los dos grandes eventos públicos que organizamos con los científicos. Como señalamos en la resolución, este fue un punto de inflexión y una verdadera aclaración para nuestro movimiento. Con el despliegue de las vacunas, a lo largo de 2021, aumentaron las presiones a nivel internacional para adoptar una perspectiva reformista de mitigación de la pandemia.

Nos opusimos correctamente y dejamos en claro que, a menos que se elimine el SARS-CoV-2 a nivel mundial, el virus no evolucionará gradualmente hacia una enfermedad benigna, sino que podría evolucionar hacia variantes cada vez más peligrosas, causando una ola tras otra de infecciones y muertes masivas. Esta perspectiva ha sido totalmente reivindicada.

Ahora está claro que la posición burguesa-imperialista era la inmunidad colectiva. La posición reformista de la clase media era la mitigación, un intento de negociar con el virus. Y la posición revolucionaria es eliminar el virus globalmente. Esto se resume en este pasaje de la declaración, que también aparece en la resolución del Congreso de este año:

La mitigación es el equivalente en la epidemiología al reformismo en la política capitalista. Así como el reformista guarda esperanzas de que las reformas graduales y de a poquito disminuirán y aliviarán eventualmente los males del sistema de lucro, los mitigacionistas fomentan la ilusión de que el COVID-19 eventualmente evolucionará en algo que no será menos dañino que un resfriado común. Esta es una quimera totalmente divorciada de la ciencia sobre la pandemia.

En realidad, mientras el virus se propague, seguirá mutándose en variantes nuevas que amenazarán a toda la humanidad y serán cada vez más infecciosas, letales y resistentes a las vacunas. A menos que el virus sea erradicado a escala global, las brasas del COVID-19 seguirán ardiendo y crearán las condiciones para que el virus vuelva a brotar.

Al mismo tiempo que forjamos nuevas relaciones con los principales científicos, el verano y el otoño pasado profundizamos nuestras conexiones con la clase trabajadora, que encontraron su expresión más avanzada tanto en las huelgas escolares globales que organizamos con Lisa Díaz, una madre del Reino Unido, como en el desarrollo de más comités de base.

Estos procesos confluyeron en el seminario web del 24 de octubre, que fue un acontecimiento histórico visto por miles de trabajadores en más de 100 países. En la conclusión, David North se refirió a la undécima tesis de Karl Marx sobre Feuerbach: “Los filósofos hasta ahora solo han interpretado el mundo de diversas maneras; la cuestión, sin embargo, es cambiarlo”.

Parafraseando esto y aplicándolo a la pandemia, afirmó: “Los científicos han explicado la pandemia, han mostrado cómo se transmite y cómo se puede detener esa transmisión. Pero el reto de la clase trabajadora es acabar con ella”.

A raíz de ese seminario web, el 20 de noviembre de 2021, pusimos en marcha la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19, justo cuatro días antes de la aparición de la variante ómicron. Ya han pasado algo más de ocho meses desde esa semana crítica, que fue uno de los puntos de inflexión más importantes de la pandemia. Volveré a hablar de la investigación en breve.

Durante la primera ola de ómicron, documentamos el abandono de todas las medidas de mitigación y la adopción universal de la inmunidad colectiva.

Como he señalado antes, la declaración de Año Nuevo redactada por los camaradas David North y Joe Kishore supuso un avance significativo en nuestro análisis de la pandemia, situándola sobre todo en la historia de la salud pública, la Revolución rusa y la disolución de la Unión Soviética. Este es otro pasaje crítico de esa declaración:

La experiencia de los últimos dos años demuestra que el fin de la pandemia no se logrará simplemente con medidas médicas. La salida de lo que es fundamentalmente una crisis social exige una lucha política por la reorganización del mundo sobre una base económica y social diferente. Todos los llamamientos al Estado capitalista para un cambio de política fracasarán. La implementación de una respuesta progresista y guiada por la ciencia a la pandemia solo es posible en la medida en que estas políticas encuentren la base social necesaria en un movimiento de las masas obreras a escala global.

A lo largo de este período, hemos denunciado continuamente todos los esfuerzos por falsificar y encubrir los datos sobre el COVID, tanto en los Estados Unidos como a nivel internacional. Seguimos siendo el único medio de comunicación que ha informado seriamente sobre la eliminación de la recopilación de datos de los hospitales por parte de la Secretaría de Salud y Servicios Humanos, incluyendo las cifras diarias de muertes, así como la inexplicable eliminación de más de 72.000 muertes por COVID del sitio web Data Tracker de los CDC.

Este año también hemos establecido conexiones con una nueva capa de científicos a nivel internacional, muchos de los cuales hemos entrevistado para el sitio web o para la investigación, incluyendo a Nicolas Smit, Greg Travis, y los doctores Ellie Murray, Stephen Griffin, Guy Marks, David Berger, Lidia Morawska, Lucas Ferrante, Arijit Chakravarty y otros.

Esta cita de la resolución resume el trabajo clave que hemos realizado hasta ahora en la investigación. Escribimos:

La investigación ya ha tenido importantes avances. Ha recibido testimonios de científicos y activistas anti-COVID sobre los temas de la estrategia de Cero COVID en China, la transmisión aérea, las políticas de la mascarilla, el COVID persistente, el papel de las escuelas en la transmisión viral, el impacto del COVID-19 en los niños y más.

Los expertos han testificado sobre las políticas criminales de los Gobiernos y las empresas en Estados Unidos, Canadá, Brasil, Reino Unido, Suecia, Alemania, Australia, Nueva Zelanda, Sri Lanka e India. Hemos entrevistado a trabajadores de diversos sectores, como trabajadores de la industria automotriz, educadores, personal sanitario, músicos y otros. La investigación se está profundizando y presentará sus conclusiones iniciales a finales de este año.

La investigación ya ha reunido una enorme cantidad de información, y apunta claramente a una condena contundente a la respuesta capitalista a la pandemia, que ha consistido en una serie de crímenes cada vez más profundos a escala mundial. La investigación se anunció en noviembre del año pasado, hace menos de un año, y sigue siendo hasta hoy el único intento sistemático de examinar la pandemia en sus dimensiones sociales y políticas más amplias, lo que es realmente crítico.

De cara al futuro, tenemos que profundizar el trabajo de la investigación a nivel internacional, con énfasis en la presentación de las experiencias de los trabajadores. La entrevista que los camaradas Jerry White y James Brewer hicieron a la familia de Catherine Pace, una trabajadora de la industria automotriz de Detroit que murió a causa del COVID, debe considerarse un modelo para esto, y tenemos que identificar a los trabajadores de cada industria a los que pensamos entrevistar.

Esto ha sido solo un breve repaso de nuestro trabajo sobre la pandemia, que de nuevo es un logro asombroso de nuestro movimiento internacional. En todo momento, hemos trazado una estrategia y tácticas de lucha para la clase trabajadora internacional en general, así como específicamente para los trabajadores de las industrias más críticas: la automotriz, la educación, la logística y la salud en todo el mundo; el transporte público en Reino Unido; las plantaciones en Sri Lanka, entre otras. En los últimos dos años hemos entrevistado y dado voz a las experiencias de los trabajadores de todas estas industrias y de otras más.

Somos el único partido político del mundo que ha proporcionado a los científicos más avanzados un medio para hablar públicamente. Hemos demostrado en la práctica el carácter revolucionario de nuestro movimiento. En el sentido más profundo, la pandemia es una prueba de la inviabilidad del sistema social existente y nuestra respuesta demuestra que nuestro partido está dirigiendo a la clase obrera en todas las grandes cuestiones.

Como señalamos en la resolución, la pandemia de la viruela del mono está ahora fuera de control junto con la profundización de la pandemia de COVID-19. A nivel global, ya hay más de 22.000 casos en más de 75 países no endémicos en todo el mundo. La respuesta de la OMS y de la mayoría de los Gobiernos nacionales ha sido desastrosa y ha habido un esfuerzo propagandístico para declarar prematuramente la viruela del mono como endémica, lo cual es completamente falso.

Voy a mostrar un par de fotos de la viruela del mono, porque creo que es importante que los camaradas entiendan lo horrible que es este virus y las implicaciones de su continua propagación.

Como hemos cubierto en el WSWS y los compañeros probablemente han visto en las redes sociales, es una enfermedad terrible que puede ser increíblemente dolorosa. En casi todas las publicaciones en las redes sociales, el paciente dice que es lo más doloroso que ha experimentado. El índice de letalidad de la infección es menor que el de la viruela, pero los síntomas son muy similares, ya que pertenece a la misma familia de orthopoxvirus.

Lo que estamos viendo con la viruela del mono es una mayor normalización del dolor intenso, la muerte y las pandemias, todo lo cual afecta desproporcionadamente a la clase trabajadora. En el caso de la viruela del mono, existe una vacuna segura y eficaz y pueden estar seguros de que los ricos ya garantizaron su acceso.

Las muertes son un indicador rezagado, pero esta misma semana hemos visto las primeras 4 muertes confirmadas fuera de África. Esta mañana, un hombre de 22 años en India murió a causa de la enfermedad, tras dos muertes en España y una en Brasil a principios de esta semana, un hombre de 41 años.

Todavía está por determinar cuál es el modo de transmisión dominante en este brote mundial sin precedentes –ya sea a través de aerosoles, gotitas, fómites o contacto de piel a piel—, pero está claro que el virus se está propagando más rápidamente que nunca a escala mundial. Es importante subrayar que los pacientes pueden ser infecciosos hasta 3 ó 4 semanas y deberían estar aislados durante todo ese tiempo, pero sabemos por el COVID que no permiten ni siquiera 5 días de aislamiento.

Ya ha empezado a extenderse por los campus universitarios de todo Estados Unidos y empezará a extenderse más rápidamente por las escuelas de primaria y secundaria en las próximas semanas y meses. Históricamente, la viruela del mono ha tenido un impacto desproporcionado en los niños, que además no pueden recibir la vacuna.

En respuesta a esta creciente catástrofe, que tiene lugar simultáneamente con el auge de la variante BA.5, deberíamos anticipar otro repunte de la lucha de clases entre profesores, padres, estudiantes y trabajadores industriales, incluyendo nuevos llamamientos al cierre de escuelas y fábricas para detener la propagación de la viruela del mono y el COVID.

Por último, me gustaría hablar brevemente sobre el tema del cambio climático. Estos son tres mapas que muestran el calor extremo que hemos visto en todo el hemisferio norte en el último mes. Los mapas de la parte superior izquierda y de la derecha son de la semana pasada, mientras que el mapa de España es del 14 de julio. Estas temperaturas extremas pueden causar daños permanentes en las zonas agrícolas, amenazando con perturbar aún más el suministro mundial de alimentos.

Como señalamos en la resolución, la negativa de los Gobiernos capitalistas a abordar el cambio climático ha creado un escenario de pesadilla en el que los ecosistemas de todo el mundo están colapsando rápidamente. Las olas de calor de este verano, las inundaciones históricas y los incendios forestales son cada vez más frecuentes. El informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) de este año subraya los efectos desastrosos que ya ha tenido el cambio climático. Señala:

Los impactos generalizados y omnipresentes en los ecosistemas, las personas, los asentamientos y las infraestructuras han sido el resultado de los aumentos observados en la frecuencia e intensidad de los extremos climáticos y meteorológicos, incluyendo los extremos de calor en los continentes y el océano, los eventos de fuertes precipitaciones, sequías e incendios (confianza alta)…

El cambio climático ha causado daños sustanciales, y pérdidas cada vez más irreversibles, en los ecosistemas terrestres, de agua dulce y marinos costeros y de mar abierto (confianza alta). El alcance y la magnitud de los impactos del cambio climático son mayores que los estimados en evaluaciones anteriores (confianza alta).

Se ha producido un deterioro generalizado de la estructura y la función de los ecosistemas, de su resiliencia y de su capacidad de adaptación natural, así como cambios en el calendario estacional, debido al cambio climático (confianza alta) [7].

El informe señala que se calcula que entre 3.300 y 3.600 millones de personas “viven en contextos muy vulnerables al cambio climático”. Para 2050, más de 1.000 millones de personas que actualmente viven en zonas bajas en ciudades costeras se enfrentarán a crecientes amenazas de inundaciones. A finales del siglo veintiuno, entre el 50 por ciento y el 75 por ciento de la población mundial podría experimentar “condiciones climáticas que pongan en peligro su vida” debido a niveles insoportables de calor y humedad.

Este estudio, publicado en abril, es, como mucho, el mayor realizado sobre la cuestión de la conexión entre el cambio climático y las enfermedades zoonóticas entre especies. En él se constata que el cambio climático aumentará drásticamente la posibilidad de que los virus que ya existen entre las poblaciones animales se propaguen a los humanos, como ocurrió con el SARS-CoV-2, el VIH, el Ébola y otros virus.

Sus modelos proyectan que el calentamiento del planeta provocará probablemente el desplazamiento de más de 3.000 especies de mamíferos en los próximos 50 años. Este desplazamiento geográfico reunirá a especies que tienen sus propios virus endémicos, lo que provocará una mezcla entre ellas y la posibilidad de que se produzcan desbordamientos hacia las poblaciones humanas vecinas.

Este mapa muestra las regiones del mundo en las que se prevé que se produzcan estos desbordamientos. El estudio no proyecta cuántos virus acabarán causando enfermedades en los humanos, pero el potencial es muy significativo. Al igual que con la pandemia, las élites gobernantes no están haciendo nada para detener el cambio climático.

Para concluir mi informe, hay el trabajo que hemos realizado sobre la pandemia tiene una profunda importancia objetiva, al ser una muestra tanto de teoría como práctica revolucionarias. De cara al futuro, tenemos que profundizar en nuestro análisis de la pandemia, en nuestra lucha por la eliminación global y en la investigación para descubrir y documentar todos los crímenes que han tenido lugar y están en curso.

Tenemos que pensar de forma creativa en cómo educar científica y políticamente a los trabajadores sobre la eliminación global, que sigue estando a nuestro alcance pero que requiere el derrocamiento revolucionario del sistema de lucro.

Como vemos en este gráfico, China ha demostrado una vez más que la eliminación es posible, incluso ante variantes más infecciosas. Este gráfico muestra el número de infecciones diarias en Shanghái y en toda China desde el 1 de marzo hasta el 1 de agosto, momento en el que se había contenido el brote de la subvariante BA.2 de ómicron.

Casos diarios de COVID-19 en China del 1 de marzo al 1 de agosto de 2022 (Curva roja: promedio diario de siete días; línea azul: comienzo del confinamiento en Jilin; línea naranja: comienzo del confinamiento en Shanghái)

Este gráfico muestra las nuevas muertes diarias por COVID-19 en toda China durante el mismo periodo de tiempo, que alcanzó un máximo de algo más de 50 muertes al día. No ha habido ninguna muerte desde finales de mayo. Durante ese mismo periodo de tiempo, del 1 de marzo al 1 de agosto, 73.000 estadounidenses han muerto oficialmente por COVID.

Muertes diarias por COVID-19 en China del 1 de marzo al 1 de agosto de 2022 (Curva roja: promedio diario de siete días; línea azul: comienzo del confinamiento en Jilin; línea naranja: comienzo del confinamiento en Shanghái)

La contención de BA.2 fue un logro extraordinario que reafirmó que la política de Cero COVID y la eliminación mundial son posibles. Pero el empeoramiento de los brotes que se han producido en China subraya que debe ampliarse a todos los países.

Si las fuerzas de la producción estuvieran bajo el control de la clase obrera internacional, el COVID-19 podría ser eliminado en todo el mundo a principios del otoño. Esta es una poderosa verdad objetiva que solo nuestro movimiento articula.

Desde el principio de la pandemia, reconocimos que esta crisis mundial no podía resolverse sino mediante la subordinación de las ganancias a los intereses sociales, lo que sabíamos que la burguesía nunca aceptaría. Como toda gran problemática social, solo puede ser resuelta por la clase obrera. Es una crisis social global, histórica, y es implícitamente revolucionaria.

Durante décadas, habíamos previsto que se produciría algún tipo de acontecimiento que desestabilizaría profundamente la sociedad mundial y pondría en marcha procesos que radicalizarían a la clase obrera internacional. En los primeros meses de la pandemia vimos que se trataba de ese “acontecimiento desencadenante”.

El estallido de la guerra en Ucrania, que amenaza con sumir a la humanidad en una Tercera Guerra Mundial nuclear, surgió de la pandemia y de los 30 años de interminable violencia imperialista que siguieron a la disolución de la Unión Soviética. Estas inmensas crisis mundiales –la pandemia y la guerra— han provocado la peor crisis inflacionaria en décadas, erosionando masivamente el nivel de vida de los trabajadores en todo el mundo.

Como discutiremos más adelante esta semana, la clase obrera internacional está entrando en grandes luchas contra estas condiciones intolerables. Nuestra tarea es infundir a este creciente movimiento una perspectiva socialista revolucionaria, enraizada en la historia del trotskismo, y luchar para poner fin a la guerra, detener la pandemia y reconstruir la sociedad mundial sobre la base del principio de la igualdad social. Gracias, camaradas.

(Artículo publicado originalmente en inglés el 14 de octubre de 2022.)

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