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Perspectiva

La rebelión en Clarios y el camino a seguir

Miembros del Comité de Base de Dana apoyan a los huelguistas de Clarios.

El lunes, los 525 trabajadores automotores en huelga en la planta de baterías Clarios en Ohio rechazaron un segundo contrato presentado por el sindicato United Auto Workers (UAW), con un voto en contra de más del 75 por ciento.

La huelga en Clarios es la primera batalla contractual importante de los trabajadores automotores estadounidenses este año y el desafío de los trabajadores de Clarios prepara el escenario para una serie de batallas explosivas. Esto incluye a los “Tres Grandes” fabricantes de automóviles estadounidenses [GM, Ford, Stellantis], donde los contratos de más de 170.000 trabajadores en EE.UU. y Canadá expiran en septiembre. Ante una inflación desenfrenada y demandas incansables de aumentar la explotación, los trabajadores están decididos a luchar.

Los trabajadores de Clarios iniciaron su huelga el 8 de mayo, una semana y media después de que rechazaran por 98 por ciento el primer contrato presentado por el Local 12 del UAW. En las últimas dos semanas, la gerencia, apoyada por el Estado, ha buscado amedrentar a los trabajadores hasta someterlos. Clarios contrató a esquiroles, reubicó cierta producción a otras plantas, les quitó a los trabajadores su seguro médico y obtuvo una orden judicial limitando los piquetes de huelga.

El aparato del UAW, bajo la dirección del presidente entrante Shawn Fain, ha desempeñado un papel protagónico ayudándole a la empresa a romper la huelga. No ha hecho nada para informarles a otros trabajadores sobre la huelga, ni mucho menos movilizar un apoyo más amplio y dejar de trabajar con baterías producidas por esquiroles.

El lunes, intentó imponer a la fuerza el segundo acuerdo en un voto relámpago. Como sucedía bajo el expresidente Ray Curry, a los trabajadores ni siquiera les presentaron el contrato completo. Solo les dieron una lista sesgada de “puntos destacados” el mismo día en que debían votar.

Todos los trabajadores enfrentan las mismas cuestiones en juego en la huelga de Clarios. Tanto en el contrato original rechazo a fines de abril como en el “nuevo” contrato rechazado el lunes, los trabajadores habrían recibido alzas salariales de 3 por ciento por año a lo largo del contrato. Según la tasa de inflación actual, significaría un recorte al salario real de más del 10 por ciento en dicho periodo. La gerencia también cambió las tarifas por trabajo a destajo, que reducirían hasta $10 por hora los salarios de muchos trabajadores.

Una de las cuestiones más importantes de la huelga es el intento de la empresa de imponer un horario “2-2-3” (dos días de trabajo, dos días libres, tres días de trabajo, etc.) con jornadas de 12 horas y ningún tiempo extra. Esta es la próxima maniobra de la clase gobernante para abolir la jornada de ocho horas conquistada por los trabajadores por medio de amargas luchas hace más de un siglo. El UAW dijo que limitaría la cantidad de horas adicionales de trabajo en el segundo contrato, pero en realidad el acuerdo facilitaba la implementación de este horario de lleno.

Los trabajadores de Clarios están cada vez más conscientes de que, si aceptaran un acuerdo tan podrido, no solo impactaría gravemente sus vidas, sino que sentaría un precedente para el resto de las batallas contractuales este año. “Nos están apoyando” los trabajadores de los “Tres Grandes”, le comentó un trabajador de Clarios al World Socialist Web Site, “y no podemos darles la espalda. Si nos rendimos, eso les abrirá la puerta a GM, Ford y Stellantis. No vamos a dejar que eso pase”.

En el transcurso de la huelga, los trabajadores también han llegado a comprender su propio poder como parte de un movimiento más amplio e internacional de clase. “Ahora es obvio lo esenciales que somos”, dijo otro trabajador el lunes, “no solo los trabajadores dentro de las fronteras de Estados Unidos, sino de todo el mundo. Todos nosotros, desde Francia hasta México, somos la clase trabajadora. En todo el mundo, la gente está empezando a entender la realidad de que todo está en nuestras manos, y tenemos el poder de tomarlo”.

Los trabajadores, sin embargo, no pueden hacerse ilusiones de que con solo rechazar el contrato pueden obligar al aparato del UAW a negociar algo mejor. Más bien, el aparato responderá como lo ha hecho en Volvo Trucks, Caterpillar, Deere, CNH e innumerables otras luchas: intentará aislar y desgastar a los trabajadores y los obligará a votar una y otra vez hasta que “lo hagan bien”.

Clarios cuenta con el apoyo de toda la clase dominante. Es una gigantesca empresa transnacional que, bajo una miríada de marcas en diferentes países, produce una de cada tres baterías de coche. Su dirección y consejo ejecutivo están formados por representantes de los “Tres grandes” y otras grandes empresas. En sí, la empresa es propiedad de la firma de capital riesgo Brookfield Business Partners, con sede en Canadá.

La clase dominante no solo considera que una derrota de los trabajadores de Clarios es esencial para imponer concesiones masivas similares en los “Tres Grandes”, sino también como un componente necesario de la reestructuración de la industria a medida que las empresas automotrices realizan la transición a los vehículos eléctricos. En su competencia con China y otros países por el mercado de los vehículos eléctricos, la clase dominante estadounidense en particular está decidida a imponer despidos masivos y recortes salariales a los trabajadores de baterías y del resto del sector automotor.

Detrás de la patronal, además, está la Administración de Biden y toda la élite política. La élite dominante pretende obligar a los trabajadores a pagar los enormes gastos de la guerra y de los rescates bancarios mediante la intensificación de la explotación. En las actuales “ negociaciones ” sobre el límite de la deuda, los demócratas y los republicanos han pactado recortes de billones de dólares a los programas sociales, mientras disponen de recursos ilimitados para financiar la escalada de la guerra de EE.UU. y la OTAN contra Rusia en Ucrania.

En este contexto, el papel del aparato del UAW es actuar como una fuerza policial sobre la clase obrera. La experiencia en Clarios demuestra que esto no ha cambiado ni una pizca con la elección de Fain, pese a todas sus promesas de “reformar” el UAW y hacerla más “democrática”. De hecho, Fain recibió solo el 3 por ciento de los votos de los trabajadores de base en una elección fraudulenta y antidemocrática caracterizada por la supresión deliberada y sistemática de votos.

Durante las dos últimas semanas, Fain no apareció en los piquetes. Pero sí viajó a Washington D.C. antes de que comenzara la huelga, donde participó en discusiones entre bastidores sobre la manera en que el aparato del UAW derrotará este año lo que Fain denominó anteriormente las “expectativas irrazonables” de los trabajadores automotores.

Durante las elecciones del UAW del año pasado, el trabajador socialista de base Will Lehman se postuló a presidente con un programa de abolición del aparato sindical y la transferencia del poder a las bases. Lehman insistió en que no habría ningún cambio en el papel del aparato si solo se reorganizaba el personal de la burocracia, formada por un estrato muy privilegiado de la clase media-alta que vive del dinero de las cuotas de los trabajadores y se beneficia de su explotación. Los trabajadores tienen que tomar cartas en el asunto mediante la formación de comités de base controlados por los trabajadores y que sean independientes del aparato del UAW.

De manera decisiva, Lehman hizo un llamamiento a la unidad internacional de la clase obrera en una lucha común, mediante la creación de la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB).

En su declaración de la semana pasada, la AIO-CB explicaba: “El resultado de la lucha en Clarios determinará el curso futuro de los acontecimientos. Por lo tanto, es necesario que los trabajadores conciban la huelga estratégicamente, como una batalla crítica en una guerra más amplia”.

En esta guerra, los trabajadores de Clarios han rechazado un intento de sabotaje. Pero para irse a la ofensiva, necesitan el apoyo de los trabajadores de todo EE.UU. y del mundo.

El World Socialist Web Site apoya el llamamiento de la AIO-CB para el establecimiento de Comités de Apoyo a la Huelga de Clarios para difundir información sobre la huelga e informar a los trabajadores de lo que está en juego. Hay que hacer un llamamiento urgente a una lucha unida de los trabajadores de Clarios en las 18 instalaciones de la empresa en EE.UU., incluyendo Míchigan, Carolina del Norte, Texas, Missouri, Iowa y Carolina del Sur.

La AIO-CB está luchando por romper el apagón mediático sobre la huelga, alertando a los trabajadores de Clarios en todo el mundo, incluyendo en la sede europea de la compañía en Hannover, Alemania. Los trabajadores de toda Europa y de México, China, Corea del Sur, Brasil y otros países deben ser informados sobre la lucha de sus hermanos y hermanas en EE.UU. y animados a solidarizarse.

Los trabajadores automotores de base de los “Tres grandes” deberían organizar discusiones y plantear la demanda de detener toda producción que involucre el uso de baterías que les estén ayudando a la empresa a romper la huelga. Todos los trabajadores automotores, junto a los trabajadores de todas las demás industrias y sectores, deben hacer todo lo posible para informar a sus compañeros sobre la lucha en Clarios y para movilizar apoyo.

Para construir Comités de Apoyo a la Huelga en Clarios y ayudar a expandir la huelga, rellena el siguiente formulario .

(Publicado originalmente en inglés el 22 de mayo de 2023)

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