El actor de televisión Matthew Perry, más conocido por su interpretación del personaje sarcástico-cínico Chandler Bing en la comedia Friends, murió el sábado en su casa en Los Ángeles. Tenía 54 años.
El actor fue encontrado inconsciente en un jacuzzi detrás de su casa, según fuentes policiales, que hablaron con Los Angeles Times.
Si bien no se encontraron drogas en la escena, las fuentes le dijeron al Times que, 'se recuperaron medicamentos recetados en la casa y, por lo tanto, la toxicología será parte de la investigación'. La oficina del forense del condado de Los Ángeles, que ha pospuesto sus conclusiones a la espera de más pruebas, determinará la causa de la muerte.
Perry fue nominado para varios premios Emmy por su papel en los 234 episodios de Friends (1994-2004) en NBC, así como por sus apariciones como consejero asociado de la Casa Blanca en la cuarta y quinta temporadas (2003) del popular drama político The West Wing para la misma cadena.
Perry, nacido en Williamstown, Massachusetts, en 1969 y criado en Ottawa, Ontario, habló públicamente durante muchos años sobre su lucha contra el abuso y la adicción a sustancias. En un libro de memorias publicado hace un año, Perry relató que se convirtió en alcohólico a los 14 años y luego se volvió adicto a los analgésicos después de un accidente de moto acuática a los 28 años. En un momento dado, admitió que tomaba 55 pastillas de Vicodin al día.
El actor sufrió muchos problemas de salud causados por el abuso de opioides, incluyendo pasar dos semanas en coma y someterse a 14 cirugías de estómago. Perry explicó que no podía recordar tres años de su vida mientras aparecía en Friends. También reveló que había tenido 15 estancias en rehabilitación y 65 intentos de desintoxicación. En un momento durante un tratamiento de emergencia, el personal del hospital le dijo a la familia de Perry que tenía un 2 por ciento de posibilidades de sobrevivir.
Según todos los testimonios, a pesar de sus graves enfermedades, Perry era un hombre decente y compasivo que admirablemente se dedicó a ayudar a otros con adicciones similares, utilizando su patrimonio personal estimado de 100 millones de dólares.
En un podcast de 2022 para promocionar sus memorias, Perry dijo: “Lo mejor de mí, sin lugar a dudas, es que si alguien se me acerca y me dice: 'No puedo dejar de beber, ¿puedes ayudarme?' Puedo decir 'sí' y a continuación hacerlo.” Perry luego agregó: “Cuando muera, no quiero que Friends sea lo primero que se mencione. Yo quiero que eso sea lo primero que se mencione. Y voy a vivir el resto de mi vida demostrándolo”.
Si bien el fallecimiento de Perry es ciertamente trágico e impactante, no es del todo sorprendente. Es uno más de una larga lista de celebridades de Hollywood y de la industria de la música que han encontrado la muerte como resultado del alcoholismo o el abuso de drogas, o ambos. Ese fenómeno a menudo es parte del estilo de vida o se asocia con los devastadores altibajos del estrellato en la cruel, rapaz y multimillonaria industria del entretenimiento, que se especializa en dañar a los seres humanos. Nada es tan destructivo en la cultura popular estadounidense como el éxito.
En este contexto, sin embargo, los lectores deben considerar críticamente la excesiva atención, el tiempo de emisión y los centímetros de columnas en primera plana dedicados por los medios corporativos a informar sobre la vida y la muerte de Matthew Perry, quien fue, según cualquier medida objetiva que se use, una figura relativamente menor en la actuación televisiva.
Los programas de noticias de televisión de la noche del domingo dedicaron un tercio o más de su tiempo al fallecimiento de Perry, con los presentadores leyendo obituarios solemnes y pretenciosos, y los reporteros 'en el lugar' aportando detalles biográficos superficiales y predecibles. La cobertura fue vasta, omnipresente pero completamente superficial, con la habitual combinación mediática de excitación y moralización sobre las muertes de celebridades. El énfasis dado a la muerte del actor sugería seriamente que este era el acontecimiento más importante que estaba ocurriendo en el mundo el pasado fin de semana.
En primer lugar, se trata de un intento consciente de ocultar el horrible genocidio y la limpieza étnica que está llevando a cabo el ejército israelí contra los palestinos en Gaza, con el apoyo entusiasta de la Casa Blanca y el Congreso y de todas las potencias occidentales. Además, los medios de comunicación en Estados Unidos están involucrados en ocultar deliberadamente la magnitud y la importancia de las masivas manifestaciones que están teniendo lugar en todos los continentes habitados en protesta contra el asesinato en masa israelí. La muerte de Matthew Perry, desde el punto de vista de los medios de comunicación estadounidenses, en su mayoría un brazo del Pentágono y la CIA, fue como un regalo del cielo. ¡Aquí tenían algo en lo que realmente podían hincar el diente!
La atención desproporcionada prestada a Perry fue un esfuerzo obvio para desviar la atención pública de uno de los mayores crímenes de guerra cometidos desde el final de la Segunda Guerra Mundial, un crimen de guerra que se está llevando a cabo de manera similar a la de los nazis. El establishment político y mediático está aterrorizado por la amplia oposición pública a la muerte y destrucción masivas, así como por la creciente profundidad y amplitud de esa oposición dentro de la población. El establishment está desesperado por encontrar formas y medios de evitar que la realidad llegue al público.
Los medios de comunicación no están interesados ni son capaces de decir al público la verdad sobre lo que está sucediendo en Gaza, a pesar de que los trabajadores y los jóvenes se están enterando de todos modos, especialmente a través de la actividad en las redes sociales de aquellos que no están controlados por ningún aparato estatal o fuente de noticias 'autorizada'.
Aquí también hay otras cuestiones. Sin duda, el gran éxito financiero de Friends, algunos de cuyos protagonistas eran talentosos, pero que, al final, fue una serie banal y perezosa, resuena entre las personas que dirigen la industria del entretenimiento. Están perpetuamente obsesionados con encontrar nuevas formas de presentar al público material poco estimulante de maneras “inusuales y atrevidas”. Lo aburrido y apático presentado como sexy y gracioso, ¿cómo se puede repetir la fórmula de Friends ?
Muchos de los que dirigen el cine y la televisión pertenecen a la generación de Perry. De alguna manera, se identifican con él, posiblemente con lo más débil de él, o al menos se sienten atraídos por el drama de su vida como algo central y vital. Para esas personas, francamente, la historia de Perry es más importante y atractiva que la muerte de 10.000 palestinos y la amenaza a cientos de miles más.
La adicción a las drogas es un fenómeno de masas, pero su asociación con la riqueza, el privilegio, el aburrimiento y tener demasiado tiempo libre, no es la historia de la adicción a los opioides en la clase trabajadora y entre los más oprimidos.
Una vez más, señalamos el hecho espantoso, que debe recordarse, de que, en medio de una guerra sangrienta llena de crímenes con un carácter histórico y mundial, los principales noticieros de televisión y periódicos de los Estados Unidos dedicaron gran parte de su tiempo y energía a tratar la muerte de un actor de televisión menor. En la medida en que no se informa ni se expone el asesinato en masa en Gaza, los mentirosos y sinvergüenzas que poseen y dirigen los medios de comunicación se convierten en cómplices de los asesinos.
(Publicado originalmente en inglés el de 31 de octubre de 2023)