Si quieres las políticas de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), también puedes votar a Los Verdes. Ese es, en esencia, el mensaje central del plan de 10 puntos de Robert Habeck, “Ofensiva de seguridad para Alemania”, presentado el lunes. En él, el candidato a canciller del partido Verde pide una intensificación de los ataques contra los refugiados y aviva la agitación derechista contra los migrantes, que ha estado presente en todos los canales durante semanas y que domina la campaña para las elecciones federales de este mes.
En la introducción de su plan, Habeck escribe:
Debemos aumentar la seguridad en el país para todos, con o sin antecedentes migratorios… Las autoridades de seguridad necesitan personal, tecnología y poderes para detener a criminales violentos, rastrear terroristas a tiempo y descubrir planes de ataque. Una ofensiva de seguridad también incluye medidas para reducir y limitar aún más la migración irregular.
Lo que aquí se vende como “seguridad en el país para todos” es la típica retórica de ley y orden de la derecha. Al igual que la AfD, Habeck explota deliberadamente los ataques perpetrados por extranjeros con fines propagandísticos, con el objetivo de generar un clima de inseguridad y miedo hacia los supuestamente violentos refugiados.
De hecho, las propuestas buscan fortalecer los poderes represivos del estado policial contra toda la clase trabajadora. Este plan no tiene como objetivo la “seguridad para todos”, sino la seguridad de las clases dominantes contra una revuelta desde abajo. Al mismo tiempo, se intenta desviar el descontento de los trabajadores contra los refugiados para evitar que se dirija hacia los verdaderos responsables de la crisis social: la élite gobernante y los accionistas.
Con esto, Los Verdes están respondiendo a las protestas masivas contra el giro a la derecha que han estallado desde que los demócrata cristianos (CDU) se aliaron con la AfD en el Bundestag (parlamento). Su respuesta no es romper con el dirigente derechista de la CDU y exmiembro del consejo de supervisión de BlackRock, Friedrich Merz, sino arrojarse en sus brazos.
El plan de Habeck literalmente afirma: “Una ofensiva de seguridad tan amplia debe ser negociada entre demócratas, no con extremistas de derecha ni bajo la amenaza de cooperar con ellos. Mi mano estuvo y está tendida para el diálogo”.
Es decir, lo que la CDU quiere implementar junto con la AfD, también puede lograrse con Los Verdes, según Habeck. Con la ayuda de los autoproclamados “demócratas”, también se pueden socavar los derechos democráticos básicos sin mancharse las manos con los fascistas de la AfD. Así, Los Verdes esperan poder controlar mejor la resistencia contra el giro a la derecha.
En el plan de 10 puntos, publicado íntegramente por Politico, Habeck propone varias medidas para reforzar los poderes represivos del estado: una “ofensiva de ejecución” para abordar más de 170.000 órdenes de arresto pendientes en Alemania; “mayores poderes para las autoridades de seguridad”, incluida la automatización del análisis de datos y el reconocimiento facial biométrico en Internet para la Policía Federal y la Oficina Federal de Investigación Criminal; más personal, equipos técnicos modernos y poderes adicionales para la Policía Federal; y “una obligación de cooperación entre autoridades federales y estatales”, lo que llevaría a una integración aún más estrecha de los organismos de seguridad.
“Todos los procedimientos de asilo deben acelerarse drásticamente”, señala Habeck. Al mismo tiempo, exige que los solicitantes de asilo sean evaluados por enfermedades mentales durante su examen médico inicial para detectar supuestos “riesgos potenciales” con antelación. En realidad, esto no es más que otro mecanismo para seleccionar y deportar más rápidamente a refugiados de guerra traumatizados y con problemas mentales.
Las “personas peligrosas no alemanas” deben ser deportadas “de manera consistente” mediante una mejor cooperación con los países de origen, es decir, con los mismos regímenes criminales de los que estas personas han huido.
Los Verdes buscan reducir la llegada de refugiados principalmente a través de la expansión de la Fortaleza Europa. La “contención efectiva de la migración irregular en las fronteras exteriores de la UE” deberá lograrse mediante la “implementación inmediata” de la reforma del Sistema Común Europeo de Asilo (CEAS).
Aprobado por los organismos de la UE en mayo de 2024, el CEAS representa la abolición de facto del derecho de asilo. El cierre hermético de las fronteras de Europa pretende obligar a los refugiados a realizar su procedimiento de asilo fuera de la UE, en centros de detención cerrados y militarizados.
Otro punto del plan de Habeck es “hacer cumplir la ley europea”. Aboga por una acción más dura contra los estados de la UE que no sigan las normas de Dublín, que no están destinadas a proteger a los refugiados, sino a acelerar su devolución. Estas normas establecen que los países donde los refugiados ponen pie por primera vez en suelo de la UE son responsables de ellos, lo que significa que la carga recae en los estados fronterizos como Grecia e Italia, y no en Alemania.
En el último punto, Los Verdes piden más “acuerdos migratorios” con los países de origen para deportar refugiados y, en su lugar, atraer “trabajadores cualificados y mano de obra urgentemente necesaria”. Estos acuerdos buscan en última instancia beneficiar a la clase dominante al permitir la entrada controlada de migrantes seleccionados, que puedan ser explotados con bajos salarios y en condiciones de trabajo precarias.
La agresiva “ofensiva de seguridad” de Los Verdes está dirigida ostensiblemente contra los migrantes, pero en realidad es un ataque contra toda la clase trabajadora. El verdadero trasfondo de esta ofensiva es la intensificación del rearme militar que el gobierno debe imponer a costa de los trabajadores y en contra de su voluntad.
El ministro de economía Habeck, quien recientemente ha pedido incluso una triplicación del gasto militar, y su colega de partido, la ministra de Asuntos Exteriores Annalena Baerbock, han estado en primera línea de las odiadas políticas de guerra y austeridad de la coalición de gobierno con los socialdemócratas (SPD) en los últimos años.
Los Verdes combinan arrogancia e hipocresía con un desprecio abierto por la clase trabajadora. Representan los intereses de las capas adineradas de la pequeña burguesía, que en el pasado se adornaban con frases vacías sobre la “paz”, la “dignidad humana” o la “diversidad”, pero que hoy implementan sin vergüenza y con descaro una política de frenético rearme de la Bundeswehr, medidas represivas cada vez más estrictas en el país, despidos masivos y ataques contra los migrantes.
El propio Habeck resumió acertadamente su hostilidad hacia la clase obrera en la obra “Neunzehnachtzehn” (“1918”), sobre la revuelta de los marineros de Kiel al final de la Primera Guerra Mundial. Escrita con su esposa Andrea Paluch, Habeck glorifica al político derechista del SPD Gustav Noske, que se apodaba a sí mismo el “sabueso”.
Durante la Revolución de Noviembre de 1918, Noske, en alianza con los generales, hizo reprimir sangrientamente a los marineros y soldados rebeldes y asesinar a los revolucionarios Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht. “Alguien tiene que ser el sabueso”, había dicho el propio Noske. Se convirtió en ministro del Ejército del Reich y movilizó a los Freikorps de extrema derecha contra las huelgas y los levantamientos.
En su obra de 2008, Habeck no sólo eligió a este sabueso como héroe, sino que declaró abiertamente en una entrevista con el programa Deutschlandfunk Kultur que se veía a sí mismo en Noske. Habeck despotricó diciendo que el “paso de riendas” de Noske entre la revolución y el orden era una «metáfora del trabajo diario como presidente federal de los Verdes”. Dijo que había incorporado sus propias experiencias políticas a la obra.
El espíritu del plan de 10 puntos de Habeck es el mismo del “sabueso de sangre” Noske. Como ministro de economía, Habeck es uno de los principales responsables de la miseria social que hoy existe en Alemania. Ahora intenta dirigir la creciente ira contra los más débiles: los refugiados. Y está enviando una clara señal a la clase dominante de que está dispuesto a reprimir la oposición contra los recortes sociales, el fascismo y el militarismo con métodos brutales de estado policial si es necesario.
(Artículo publicado originalmente en inglés el 6 de febrero de 2025)