Animamos a nuestros lectores a visitar la línea de tiempo (en inglés) que acompaña esta declaración, creada como parte de la conmemoración del WSWS del quinto aniversario de la pandemia de COVID-19 . Para involucrarte en la lucha por un programa socialista de salud pública, rellena el siguiente formulario.
Cinco años después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia mundial del COVID-19el 11 de marzo de 2020, la enfermedad continúa propagándose por todo el mundo, agravando el inmenso sufrimiento y la muerte ya sufridos. Aproximadamente 30 millones de personas han muerto en todo el mundo a causa del COVID-19y sus innumerables impactos en la salud, y cientos de millones más ahora sufren del COVID-19prolongado. Esta catástrofe no fue inevitable, sino que fue el resultado de decisiones políticas deliberadas de los gobiernos capitalistas que priorizaron las ganancias sobre las vidas humanas, una forma de asesinato social a gran escala.
Desde los primeros días de la pandemia, el Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CICI), que publica el World Socialist Web Site (WSWS), advirtió que sin una respuesta global inmediata y coordinada, el COVID-19 cobraría un precio devastador en vidas humanas. Nuestros informes y análisis se basaron en un cuidadoso estudio de la investigación científica realizada por epidemiólogos, virólogos y otros expertos, cuyas advertencias fueron sistemáticamente ignoradas por los gobiernos capitalistas.
A lo largo de este período, el WSWS ha luchado por un enfoque científico para poner fin a la pandemia, basado en la estrategia de eliminación global, que implica el despliegue universal de todas las medidas de salud pública disponibles para frenar la transmisión viral.
Este artículo traza el desarrollo de nuestra perspectiva y respuesta programática a la pandemia de COVID-19, desde sus inicios hasta la actualidad. El historial sin precedentes del WSWS es una acusación irrefutable de la respuesta capitalista a la pandemia, y un testimonio del hecho de que, si se hubiera adoptado un programa de salud pública socialista desde el principio, la gran mayoría de las muertes y la morbilidad causadas por el COVID-19 podrían haberse evitado y decenas de millones de vidas podrían haberse salvado.
Crisis inicial, “cero COVID” e “inmunidad colectiva”
Los primeros meses de la pandemia, desde finales de diciembre de 2019 hasta principios de abril de 2020, definieron claramente las dos estrategias dominantes hacia la pandemia: la eliminación y la “inmunidad colectiva”.
El 23 de enero de 2020, frente a la creciente presión de una clase trabajadora inquieta, las autoridades chinas iniciaron la primera política de eliminación “cero COVID” en el mundo, con 13 millones de personas en Wuhan comenzando el primer confinamiento masivo en la historia de la humanidad. Esta política se extendió al resto de la provincia de Hubei y se combinó con un programa de pruebas masivas regulares, rastreo riguroso de contactos, aislamiento seguro de pacientes infectados, restricciones de viaje y uso universal de mascarillas, un conjunto integral de medidas de salud pública diseñadas para detener la transmisión viral. Setenta y seis días después, toda la sociedad china salió de estos encierros y en gran medida reanudó la vida normal.
El WSWS reconoció desde el principio que estas medidas eran necesarias para contener el virus. En un informamos por primera vez sobre el brote emergente y la respuesta inicial en China. En una perspectiva del 28 de enero de 2020, advertimos sobre los peligros del nuevo coronavirus y pedimos una respuesta científica. En una declaración del CICI del 28 de febrero de 2020, exigimos “una respuesta de emergencia coordinada a nivel mundial ante la propagación de la pandemia de coronavirus” y enfatizamos:
La solución debe ser global. Se debe permitir que los científicos de todo el mundo compartan su investigación y tecnología, libres de los “intereses nacionales” y los conflictos geopolíticos que solo sirven para retrasar el desarrollo de contramedidas efectivas para contener, curar y, en última instancia, erradicar el coronavirus. Todas las medidas de guerra comercial y las sanciones económicas, como las impuestas a Irán, deben levantarse de inmediato. A ningún ser humano se le debe negar el tratamiento médico que necesita con urgencia debido a su origen nacional o étnico.
Por el contrario, la Administración de Trump y otros Gobiernos capitalistas adoptaron una política de “negligencia maligna” que pronto se transformó en la política fascista de “inmunidad colectiva o de rebaño”, que involucraba infectar deliberada y masivamente a la población y claramente se basaba en concepciones eugenistas y maltusianas. Como se reveló más tarde, la Administración de Trump fue informada en enero de 2020 de los inmensos peligros que plantea el COVID-19, pero sistemáticamente engañó al público sobre los peligros de la enfermedad, permitiendo que el COVID-19 se propagara sin ser detectado.
Durante todo el mes de enero, a medida que la enfermedad se propagaba a nivel mundial, no se realizaron pruebas en los Estados Unidos, a pesar de la amplia disponibilidad de pruebas de COVID-19 en China. Los casos continuaron aumentando a lo largo de febrero, y en marzo, los hospitales y las morgues se habían llenado al máximo. Los trabajadores comenzaron huelgas salvajes en las fábricas en la zona central de EE.UU., lo que obligó al cierre de lugares de trabajo y escuelas.
Casi de inmediato, sectores de la élite gobernante y sus dóciles medios de comunicación comenzaron a exigir una reapertura inmediata. El 22 de marzo de 2020, el New York Times publicó un artículo de opinión de Thomas Friedman, que acuñó el nuevo mantra para la campaña de regreso al trabajo: “La cura no puede ser peor que la enfermedad”. Esta campaña ganó fuerza la semana siguiente con la aprobación de la Ley CARES, que inició la transferencia de billones de dólares a los ricos, mientras que miles de trabajadores y jubilados .
Se implementaron políticas similares en toda Europa. En Reino Unido, inicialmente abogó por la “inmunidad colectiva” antes de verse obligado a implementar una orden nacional de quedarse en casa. En Suecia, el Gobierno fue pionero en la política de infecciones masivas deliberadas, manteniendo abiertas las escuelas y restaurantes, una política que exportaron a todo el mundo. En Brasil, el presidente de extrema derecha Jair Bolsonaro desestimó el COVID-19 como una “gripecilla” mientras el virus asolaba los barrios de clase trabajadora del país.
El análisis teórico del CICI de estos acontecimientos se basó en una comprensión marxista del Estado y las relaciones de clase. En una perspectiva del 17 de marzo de 2020, explicamos:
Se oponen los intereses irreconciliables de dos clases antagonistas. Para los capitalistas, es una cuestión de asegurar sus intereses de lucro y garantizar que su propiedad y riqueza permanezcan intactas. Ninguna medida puede afectar sus intereses. La clase obrera está preocupada por los intereses de la humanidad, partiendo de las necesidades sociales, no el lucro privado.
Este análisis se confirmaría continuamente durante toda la pandemia.
La campaña de regreso al trabajo: Wall Street se deleita con la muerte
Desde el comienzo de la pandemia, en aquellos países donde no se buscó la eliminación, cada acción tomada por la clase dominante fue dictada por los intereses de Wall Street. Después de no tomar medidas para salvaguardar las vidas de la población, la Administración de Trump, con el respaldo de todo el establishment político, diseñó el mayor rescate gubernamental de los ricos de la historia.
En su discurso de apertura del mitin internacional en línea del Día Internacional de los Trabajadores de 2020, el presidente del Consejo Editorial Internacional del WSWS, David North, caracterizó la pandemia como un “evento desencadenante” en la historia mundial, que está “revelando la bancarrota económica, política, social y moral de la sociedad capitalista” y “dejando al descubierto el abismo insalvable que existe entre los oligarcas corporativos-financieros que controlan y dictan las políticas de los gobiernos capitalistas y las necesidades e intereses de la clase trabajadora”.
Explicando las fuerzas económicas subyacentes que impulsaron la campaña de regreso al trabajo, en pleno apogeo en ese momento, North declaró:
En la nueva versión de la flexibilización cuantitativa, las compras de activos de la Reserva Federal se han incrementado a $80 mil millones por día.
Los ingresos necesarios para atender la vasta expansión de la deuda de la Reserva Federal exigen la intensificación extrema de la explotación de la clase trabajadora. Es esta necesidad la que ha generado la campaña instigada por los medios de comunicación, por un retorno al trabajo, incluso en condiciones que amenazan la vida de los trabajadores.
La entrega de billones de dólares a la élite gobernante no solo evoca un disgusto y una ira generalizados. Socava toda la base económica e ideológica sobre la que descansa la legitimidad del sistema capitalista. El capitalista, como se proclama sin cesar, proporciona el capital y asume el riesgo. Ninguna de estas afirmaciones es válida. Los recursos financieros son proporcionados por la sociedad y el riesgo se elimina con la promesa de rescates interminables.
La iniciativa de regreso al trabajo se extendió rápidamente por todo el mundo. A medida que los trabajadores estadounidenses se vieron obligados a volver a trabajar, Wall Street exigió que América Latina acelerara aún más la producción. En una perspectiva del 15 de julio de 2020, señalamos:
Ahora, la iniciativa de regreso al trabajo está en pleno apogeo en los Estados Unidos y los brotes generalizados han transformado los lugares de trabajo de América del Norte en trampas mortales, incluyendo las plantas automotrices, los frigoríficos, las granjas agropecuarias y los almacenes. Como los trabajadores de EE.UU. se ven obligados a volver a trabajar, Wall Street está exigiendo que América Latina acelere aún más la producción
En Europa, se implementaron políticas criminales similares. En Alemania, el Gobierno presionó para que se reabriera a pesar de las advertencias de los científicos. En Italia, el epicentro del brote inicial de Europa, los trabajadores se vieron obligados a regresar a las fábricas, lo que provocó nuevas oleadas de infecciones.
En respuesta, las secciones europeas del CICI, el Sozialistische Gleichheitspartei (Alemania), el Partido Socialista por la Igualdad (Reino Unido), el Parti de l'égalité socialiste (Francia) y el Sosyalist Eşitlik (Turquía), emitieron una declaración conjunta titulada: “¡Por una huelga general para detener el resurgimiento del COVID-19 en Europa!”. La declaración expuso la política deliberada de infecciones masivas en todo el continente y describió un programa de lucha para la clase obrera europea e internacional.
Mientras obligaban a sus poblaciones a volver al trabajo y facilitaban la propagación del virus, las élites gobernantes inventaron internacionalmente la mentira del laboratorio de Wuhan para tratar de desviar la culpa hacia China por las infecciones y muertes masivas que sabían que causarían sus políticas criminales.
Inicialmente formulada por el asesor fascista de Trump, Steve Bannon, esta conspiración de extrema derecha afirmó falsamente que los científicos chinos y sus colegas de principios a nivel internacional como el Dr. Peter Daszak, fueron culpables de liberar el COVID-19 en el mundo. En el quinto aniversario de la pandemia, esta teoría de la conspiración completamente desacreditada está siendo revivida una vez más por el New York Times e para satisfacer las necesidades del imperialismo estadounidense y europeo en sus preparativos para la guerra con China.
Nacionalismo en materia de vacunas y enriquecimiento pandémico
El desarrollo de vacunas eficaces contra el COVID-19 a finales de 2020 fue un triunfo científico. Sin embargo, la distribución de estas vacunas reveló la lógica brutal del capitalismo y el imperialismo.
El CICI abogó constantemente por la abolición de los patentes sobre las vacunas y tratamientos contra el COVID-19, al tiempo que enfatizó que el desarrollo, la producción y la distribución de vacunas deben sacarse de las manos de las compañías farmacéuticas y colocarse bajo la propiedad pública y el control democrático. Expusimos cómo las compañías farmacéuticas como , y se estaban de la pandemia, mientras que a miles de millones de personas se les negaba el acceso a estas vacunas que salvaban vidas.
El análisis del WSWS sobre el nacionalismo de las vacunas se basó en una comprensión marxista del sistema capitalista global. Explicamos cómo la pandemia había intensificado la explotación imperialista y cómo la lucha por la equidad global en la distribución de vacunas era inseparable de la lucha contra el capitalismo y el imperialismo.
La catastrófica ola de la variante delta en India
Las consecuencias del foco de la pandemia impulsado por las ganancias se demostraron de manera más trágica durante la catastrófica ola de la variante delta en India en marzo-junio de 2021, donde la estrategia de “inmunidad colectiva” supervisada por el Gobierno fascistizante de Modi condujo a más de 4 millones de muertes en el lapso de solo tres meses.
A medida que la crisis se profundizaba, el WSWS publicaba diariamente artículos que documentaban las horribles escenas en toda India: hospitales abrumados, escasez de oxígeno, cremaciones masivas y un Gobierno que ocultaba deliberadamente el verdadero estado de la crisis. En una , escribimos:
La catástrofe en India, hay que enfatizar, es una catástrofe global frente a un virus que no respeta las fronteras nacionales y no necesita pasaporte. La decisión de los Gobiernos del mundo, liderados por Estados Unidos y las otras potencias imperialistas, de abandonar cualquier esfuerzo sistemático para detener la propagación de la pandemia ha creado condiciones en las que el COVID-19 ha podido mutar y desarrollar cepas más virulentas y potencialmente resistentes a las vacunas. A menos y hasta que haya un esfuerzo global coordinado y basado en la ciencia para erradicar el COVID-19 basado en la protección de la vida de las personas, no en las ganancias capitalistas, este proceso continuará. Las chispas que prendió el reguero de pólvora en India causará más incendios en todo el mundo. De hecho, ahora se están reportando casos de la variante doble mutante de India [B.1.617.2 delta] en Norteamérica, Europa y Oriente Próximo.
La ola delta en India también subrayó los problemas del nacionalismo en materia de vacunas y los intentos de lucrar de la pandemia. Mientras que los países ricos acumulaban vacunas, India y otras naciones en desarrollo se quedaron sin suministros adecuados.
El CICI encabeza la lucha por la eliminación mundial
Desde el comienzo de la pandemia, el CICI ha abogado por una estrategia de eliminación global, basada en el entendimiento científico de que el COVID-19 depende de un huésped humano para propagarse y que la única forma en que puede suprimirse es cortando todas las vías de transmisión.
En una perspectiva del 21 de agosto de 2021, el WSWS argumentó:
[La] única estrategia viable es la erradicación, basada en las políticas defendidas por los más destacados epidemiólogos, virólogos y otros científicos a lo largo de la pandemia. La erradicación significa la implementación de universal de todo el arsenal de medidas para combatir el COVID-19, coordinadas a nivel global, para sofocar el virus de una vez y por todas.
Esta crucial declaración también criticó los diversos programas “mitigacionistas” vigentes en ese momento en varios países, que definió como “una colección amorfa de medidas que intenta negociar entre las realidades del virus y los intereses financieros de las élites gobernantes”, señalando que esto equivalía a la “dorada medianía” de la epidemiología.
La declaración enfatizó:
La mitigación es el equivalente en la epidemiología al reformismo en la política capitalista. Así como el reformista guarda esperanzas de que las reformas graduales y de a poquito disminuirán y aliviarán eventualmente los males del sistema de lucro, los mitigacionistas fomentan la ilusión de que el COVID-19 eventualmente evolucionará en algo que no será menos dañino que un resfriado común. Esta es una quimera totalmente divorciada de la ciencia sobre la pandemia.
En realidad, mientras el virus se propague, seguirá mutándose en variantes nuevas que amenazarán a toda la humanidad y serán cada vez más infecciosas, letales y resistentes a las vacunas. A menos que el virus sea erradicado a escala global, las brasas del COVID-19 seguirán ardiendo y crearán las condiciones para que el virus vuelva a brotar.
La defensa de la eliminación por parte del WSWS no se basó en el pensamiento utópico, sino en la evidencia científica de que este enfoque podría tener éxito. La estrategia de eliminación demostró ser altamente efectiva en China, una sociedad de masas con más de 1.400 millones de personas, así como en la costa atlántica en Canadá, Nueva Zelanda, Singapur y una gran cantidad de otros países de la región de Asia y el Pacífico. Estos éxitos tuvieron lugar en marzo-abril de 2020 y posteriormente, mucho antes del desarrollo de las vacunas. Después de eliminar el COVID-19, estos países lucharon con éxito contra los repetidos brotes de la variante delta y otros importados a través de viajes internacionales.
Nuestro enfoque científico se desarrolló aún más a través del que reunió a científicos líderes y al WSWS para discutir la estrategia de eliminación. A esto le siguió la Investigación Global de los Trabajadores sobre la Pandemia de COVID-19, lanzada el 22 de noviembre de 2021, para exponer las políticas criminales que llevaron a millones de muertes prevenibles.
La Investigación Global de los Trabajadores fue una iniciativa innovadora que documentó los crímenes de la clase dominante durante la pandemia. Recopiló testimonios de trabajadores, científicos y profesionales médicos, recopiló evidencia de negligencia gubernamental y conducta criminal corporativa, y expuso las políticas deliberadas que llevaron a muertes masivas. Como explicamos en el comunicado que anuncia la investigación:
Esta investigación es necesaria para superar el encubrimiento, las falsificaciones y la desinformación que han sido utilizadas para justificar las políticas responsables de las muertes evitables de millones de personas desde la detección inicial del SARS-CoV-2.
La Administración de Biden es pionera en la política de “COVID para siempre”
A medida que la pandemia continuó, los Gobiernos capitalistas abandonaron cada vez más incluso la pretensión de tratar de controlar el virus. En cambio, lanzaron una campaña de propaganda masiva para normalizar los niveles masivos de muertes e infecciones.
En la introducción al volumen 1 de COVID, capitalismo y guerra de clases: una cronología social y política de la pandemia publicada el 20 de septiembre de 2022, escribimos:
La campaña de propaganda ha tenido un profundo impacto en la conciencia de las masas, desarmando a cientos de millones de personas en todo el mundo, alentándolas a dejar de usar mascarillas y abandonar su vigilancia contra la amenaza constante de COVID-19. El mantra que guía esta política, repetido hasta la saciedad por políticos a nivel mundial, es que la sociedad debe “aprender a vivir con el virus”. En efecto, esta consigna barata tiene como objetivo normalizar las muertes y discapacitaciones masivas.
La Administración de Biden continuó y profundizó este enfoque, culminando en una política de “COVID para siempre” que sigue vigente hoy en día. En un , señalamos:
El pueblo estadounidense no ha “aprendido a vivir con el COVID”; han sido obligados a hacerlo. Se les ha mentido, ya que eligieron a un presidente que prometió que “seguiría la ciencia”, pero en realidad ha seguido el dinero. Las medidas necesarias para combatir la pandemia están en completo conflicto con los intereses de lucro de la élite financiera, por lo que la salud pública se sacrificará a la riqueza privada.
Este abandono de las medidas de salud pública se aceleró en 2023, culminando con la finalización por parte de la OMS, el 5 de mayo de 2023, de la emergencia de salud pública de importancia internacional (PHEIC, por sus siglas en inglés). En efecto, la principal agencia de salud pública del mundo respaldó las afirmaciones universales de que “la pandemia ha terminado”.
El desmantelamiento de todas las medidas de salud pública para frenar la propagación del COVID-19 coincidió con la intensificación de los ataques a la ciencia y la normalización de las concepciones eugenistas en toda la clase dominante. La declaración de Año Nuevo 2024 del Consejo Editorial Internacional del WSWS resumió este proceso, escribiendo:
La adopción universal del “COVID para siempre” ha conllevado un regreso de las concepciones eugenistas en todos los sectores de la burguesía. Para justificar las olas perpetuas y masivas de contagios, discapacitaciones y muertes, los adultos mayores y las personas más vulnerables han de ser vistas como inútiles por la sociedad oficial....
La lucha contra la pandemia se ha visto socavada por un asalto implacable a la comunidad científica, incluyendo amenazas físicas contra la vida de científicos como Peter Hotez, El Partido Demócrata se ha adaptado a esta campaña. Al mismo tiempo, la educación pública se encuentra en un estado de caída libre después de décadas de recortes presupuestarios, que se están agravando a medida que se agotan todos los fondos adicionales por la pandemia. Todos los avances progresistas desde la Ilustración, incluidos todos los principios básicos de la salud pública, están siendo rechazados por una clase dominante que se desliza hacia el fascismo y una guerra nuclear.
Un aspecto crítico de la campaña de propaganda “Vivir con COVID” ha sido la minimización deliberada del COVID persistente, el complejo de síntomas debilitantes que pueden prolongarse durante meses o años después de la infección inicial.
El WSWS ha luchado constantemente por el reconocimiento del COVID persistente como un evento incapacitante masivo que requiere una respuesta integral de salud pública. En un fuimos de los primeros en informar sistemáticamente sobre los “que padecen COVID por un tiempo prolongado” y la evidencia emergente de que el COVID persistente afecta a los niños. Hemos abogado por ampliar la investigación, el apoyo médico y la asistencia económica para las personas que padecen COVID persistente, al tiempo que exponemos cómo el impulso del capitalismo para “normalizar” la pandemia ha abandonado a decenas de millones de personas para sufrir de forma aislada a nivel mundial.
El catastrófico levantamiento de la política de “cero COVID” en China
El análisis del CICI de la política de “cero COVID” de China y su abandono en noviembre de 2022 se basó en una comprensión trotskista de principios del carácter de clase burgués del Estado chino y las contradicciones del “socialismo con características chinas”.
El WSWS fue la única publicación socialista en el mundo que apoyó continuamente la política de “cero COVID” de China y abogó por su extensión a nivel mundial. La presentación de la investigación de diciembre de 2021, “La incomprendida –y tergiversada– política de cero COVID en China” proporcionó un análisis científico detallado del enfoque de China, explicando cómo había contenido con éxito el virus mientras que los países capitalistas permitían que el COVID se propagara sin control.
En un artículo publicado el 15 de noviembre de 2022, fuimos el primer medio de comunicación en identificar correctamente que China estaba poniendo fin al “cero COVID”, un giro al que nos opusimos estridentemente y advertimos que sería un desastre.
En una perspectiva del 16 de diciembre de 2022, el WSWS condenó el papel criminal desempeñado por las potencias imperialistas occidentales y sus medios de comunicación, así como por el Partido Comunista Chino, al imponer esta política de muertes masivas.
No es la población china la que ha exigido el levantamiento del “cero COVID”, sino el capital financiero internacional y sus portavoces en los medios de comunicación occidentales. Rebuznaron a favor de esto e hicieron todo lo posible para envenenar a la opinión pública internacional contra las medidas de salud pública de China.
En una serie de dos partes publicada en marzo de 2023, expusimos cómo las tendencias políticas pseudoizquierdistas de clase media a nivel internacional se habían unido al coro que exigía que China abandonara el “cero COVID”.
Esto representó una continuación y profundización del apoyo pseudoizquierdista a la “inmunidad colectiva” durante toda la pandemia. La primera indicación de su enfoque profundamente reaccionario fue la de una entrevista favorable con Martin Kulldorff, uno de los coautores de la Gran Declaración de Barrington, que el WSWS caracterizó acertadamente como un “manifiesto de la muerte”.
Nuestra oposición al levantamiento del “cero COVID” en China se basó en el entendimiento marxista de que en la época imperialista moderna, todos los problemas sociales y democráticos solo pueden resolverse fundamentalmente a través de la revolución socialista mundial. Como escribimos en la serie sobre el apoyo de los pseudoizquierdistas al levantamiento del “cero COVID” en China:
La estrategia de salud pública de “cero COVID” no es, en sí misma, ni siquiera una política revolucionaria, como lo demuestra la experiencia en China, Nueva Zelanda y otros países. Sin embargo, como León Trotsky dejó en claro en su exposición de la teoría de la revolución permanente, en la época imperialista moderna todos los problemas sociales y democráticos solo pueden resolverse fundamentalmente a través de la revolución socialista mundial.
La respuesta de la clase trabajadora a la pandemia y la intervención del CICI
A lo largo de la pandemia, las burocracias sindicales de todas las industrias y todos los países se han negado a tomar medidas en defensa de la vida y los medios de vida de los trabajadores. Han facilitado la campaña homicida de regreso al trabajo y han abrazado la propaganda anticientífica de “COVID para siempre” de las élites gobernantes y sus medios de comunicación, sin hacer nada para educar a los trabajadores sobre los peligros continuos del COVID-19 y el COVID persistente.
En oposición a estos agentes corporativistas de la clase capitalista, el WSWS y el CICI han buscado armar a la clase obrera internacional con un programa socialista revolucionario para luchar por la salud pública y defender sus vidas e intereses sociales. En uno de los primeros ejemplos de esto, una declaración del Partido Socialista por la Igualdad (SEP, por sus siglas en inglés) de EE.UU. y titulada “¡Cierren la industria automotriz para detener la propagación del coronavirus!” fue leído por miles de trabajadores automotrices y ayudó a precipitar huelgas salvajes en la región metropolitana de Detroit que pronto cerró la industria automotriz.
Una iniciativa crítica tomada por el CICI para movilizar la fuerza independiente de la clase trabajadora ha sido la lucha por construir la Alianza Internacional Obrera de Comités de Base (AIO-CB). La declaración fundacional de la AIO-CB del 23 de abril de 2021 enfatizó la importancia central de la pandemia, declarando:
La AIO-CB buscará desarrollar el marco para nuevas formas independientes, democráticas y militantes de organización de las bases de obreras en las fábricas, las escuelas y los lugares de trabajo a una escala internacional. La clase obrera está lista para luchar. Pero se encuentra amarrada por las organizaciones burocráticas reaccionarias que suprimen toda expresión de resistencia.
Va a ser un medio por el cual los trabajadores de todo el mundo podrán compartir información y organizar una lucha unida para exigir protecciones para los trabajadores, el cierre de las instalaciones inseguras y la producción no esencial y otras medidas de emergencia necesarias para detener la propagación del virus.
Nuestro partido ha intervenido directamente en numerosas luchas obreras contra condiciones inseguras en todo el mundo. En mayo de 2020, en el apogeo de la campaña de regreso al trabajo, emitimos una declaración en la que pedíamos la creación de comités de base de fábricas y lugares de trabajo para prevenir la transmisión del COVID-19 y salvar vidas. Esto llevó a la formación de comités en plantas automotrices, escuelas y otros lugares de trabajo en los Estados Unidos e internacionalmente.
En el sector de la educación, el SEP (EE. UU.) desempeñó un papel de liderazgo en la organización de los maestros contra la reapertura criminal de las escuelas, reconocida desde el principio como un vector importante para la transmisión viral, bajo Trump y luego Biden. Nuestra declaración del 8 de septiembre de 2021: “¡Se necesitan cerrar todas las escuelas de EE.UU. como parte de estrategia para erradicar el COVID-19!” proporcionó una base científica para la oposición de los maestros a las clases presenciales durante la pandemia. El Comité de Seguridad de Base de Educadores, iniciado por el SEP organizó a educadores de todo Estados Unidos para luchar por las clases en línea y condiciones de trabajo seguras, y se formaron más de una docena de comités de educadores locales o estatales en todo Estados Unidos.
En Australia, el SEP se opuso al peligroso abandono por parte de los Gobiernos estatales y federales de los cierres parciales y los cierres de fronteras a fines de 2021, para oponerse a la reapertura insegura de escuelas y lugares de trabajo, y para unirse a la lucha global para eliminar el COVID-19.
En Reino Unido, el SEP apoyó a los educadores que luchan contra la reapertura de escuelas y ayudó a establecer el . Se crearon comités similares en , , e internacionalmente.
La intervención del SEP en la lucha de clases durante la pandemia se ha guiado por una comprensión marxista del papel del carácter objetivamente revolucionario de la clase obrera. Como explicamos en una resolución del 1 de agosto de 2020:
La pandemia de COVID-19 es un acontecimiento desencadenante en la historia mundial que está acelerando la ya muy avanzada crisis económica, social y política del sistema capitalista mundial. Está creando condiciones para una intensificación inmensa de la lucha de clases a escala internacional. La clase trabajadora se confronta con una crisis para la cual no hay una solución progresista aparte de la lucha revolucionaria contra el capitalismo, que lleve a la conquista del poder estatal, el establecimiento del control democrático de la economía por parte de la clase trabajadora, el remplazo de la anarquía del mercado por la planificación científica, el fin del sistema del Estado nación, y la construcción de una sociedad socialista global dedicada a la igualdad, la eliminación de la pobreza y todas las formas de opresión y de discriminación, un aumento masivo del nivel de vida y el nivel de cultura social, y la protección del medio ambiente.
El regreso de Trump intensifica la guerra contra la ciencia y la salud pública
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca ha intensificado la guerra contra la ciencia y la salud pública como un componente central de su agenda fascista. En una perspectiva del 23 de enero de 2025, escribimos: “Trump, el arquitecto inicial de la horrenda política de “inmunidad colectiva” ante la pandemia del COVID-19, que consistía en permitir infecciones masivas, está retomando las cosas donde las dejó hace cuatro años y llevándolas mucho más lejos”.
Para llevar a cabo esta agenda, Trump ha seleccionado como secretario de Salud al teórico de la conspiración antivacunas más notorio del mundo, Robert F. Kennedy Jr. Decir que el zorro ahora está vigilando el gallinero sería una gran subestimación. Antes de tomar el timón de lo que alguna vez fueron las agencias de salud pública preeminentes del mundo, Kennedy ganó millones de dólares presentando demandas contra los fabricantes de vacunas y las mismas agencias que ahora supervisa, mientras vendía libros que inculcan dudas sobre las vacunas y concepciones anticientíficas.
En estrecha colaboración con el multimillonario Elon Musk y su Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), Kennedy y Trump se proponen destruir por completo los últimos vestigios de salud pública en Estados Unidos, que tendrán vastas ramificaciones globales.
Solo en sus primeros dos meses, la administración Trump se retiró de la OMS, impuso una orden de mordaza sin precedentes a las 13 agencias dentro del HHS, despidió a en las agencias del Departamento de Salud, proscribió la investigación sobre vacunas y tecnologías revolucionarias de ARN mensajero y obligó a borrar miles de páginas en los sitios web de los CDC, NIH, FDA y otras agencias.
En un artículo del 10 de febrero de 2025, señalamos:
La guerra del Gobierno de Trump contra la salud pública es una estrategia deliberada para desmantelar la gobernanza basada en la ciencia, suprimir la investigación médica e imponer una agenda ideológica extrema en la sociedad estadounidense y, por extensión, en el resto del mundo. La supresión de la investigación en salud pública, la erosión de la integridad científica a través de los centros de pensamiento de derecha y la financiación de publicaciones ideológicas que se hacen pasar por revistas académicas apuntan a un esfuerzo coordinado para debilitar la confianza pública en la ciencia.
La “El asalto de Trump a la salud pública y la creciente amenaza de una pandemia de gripe aviar H5N1” advirtió que el desmantelamiento de la infraestructura de salud pública está ocurriendo precisamente a medida que surgen nuevas amenazas de pandemia, creando las condiciones para catástrofes aún mayores. La experiencia de la pandemia del COVID-19 ha dejado muy claro que cuando comience la próxima pandemia, o si evoluciona una variante mucho más mortal del SARS-CoV-2, las élites gobernantes capitalistas no tolerarán ninguna medida de salud pública, ni mucho menos los confinamientos limitados que les impusieron los trabajadores en marzo de 2020 y que salvaron millones de vidas en todo el mundo.
Conclusión
Al entrar en el sexto año de la pandemia, con nuevas amenazas como la gripe aviar H5N1 en el horizonte, la lucha del CICI por un enfoque científico de la salud pública basado en los principios de eliminación y erradicación global sigue siendo tan urgente como siempre. Esta lucha es inseparable de la lucha más amplia contra el capitalismo y por la transformación socialista de la sociedad.
Los próximos choques de la Administración Trump en el ámbito de la salud pública desestabilizarán aún más a la sociedad estadounidense y acelerarán la radicalización de la clase trabajadora. El CICI continuará luchando por la movilización independiente de los trabajadores a nivel internacional para poner fin a la pandemia y construir una sociedad que priorice la vida humana sobre las ganancias.
En el próximo período, el CICI y el WSWS profundizarán la lucha por una estrategia coordinada a nivel mundial para eliminar el COVID-19 basada en los siguientes principios:
- ¡Por el fin inmediato de la política de “COVID para siempre” y la implementación de medidas de salud pública basadas en la ciencia! Esto requiere el despliegue universal de todas las medidas de salud pública requeridas, incluidas las pruebas masivas, el rastreo de contactos, el aislamiento seguro de los pacientes infectados, el uso de mascarillas y la instalación segura de filtros HEPA y aparatos de luz ultravioleta Far-UVC en todos los espacios públicos interiores.
- ¡Por una inversión masiva en investigación y desarrollo de vacunas y tratamientos de próxima generación! Esto requiere la expropiación de la industria farmacéutica y la distribución gratuita de vacunas y tratamientos a nivel mundial.
- ¡Por el control de los trabajadores sobre la seguridad en el lugar de trabajo a través de comités de base y la expansión de la AIO-CB! La pandemia ha dejado muy claro que las burocracias sindicales no harán nada para proteger ninguno de nuestros derechos sociales, incluido el derecho más básico a la vida.
- ¡Por una vasta expansión de la educación pública, no por su destrucción! La ciencia y la salud pública solo pueden defenderse y desarrollarse mediante el cultivo de la próxima generación en escuelas totalmente financiadas y con todos los recursos.
- ¡Por una reorganización fundamental de la sociedad basada en principios socialistas! Esta es la única forma de garantizar que la salud pública tenga prioridad sobre el lucro privado y que se satisfagan las necesidades de todas las personas.
Cinco años después del comienzo de la pandemia de COVID-19, el mundo se encuentra en una coyuntura crítica. La pandemia ha acelerado todas las contradicciones del capitalismo global: el crecimiento de la desigualdad social, la intensificación de las tensiones imperialistas, el asalto a los derechos democráticos y la radicalización de la clase trabajadora. Ha confirmado la comprensión marxista de que el capitalismo es incompatible con los requisitos más básicos de la vida humana y el bienestar social.
La respuesta programática del CICI a la pandemia, basada en la movilización independiente de la clase trabajadora a través de comités de base, la lucha por una estrategia de eliminación global y la lucha por el socialismo, proporciona la única forma viable de avanzar.
Hacemos un llamado a los trabajadores y jóvenes de todo el mundo para que se unan a esta lucha. La pandemia ha demostrado que el capitalismo es incompatible con los requisitos más básicos de la salud pública y la vida humana. Solo a través de la construcción de un movimiento socialista de masas de la clase trabajadora internacional puede la humanidad poner fin a la pandemia del COVID-19 y prevenir futuras catástrofes.
Únete al Partido Socialista por la Igualdad y emprende la lucha por un mundo libre de enfermedades, explotación y guerra, un mundo socialista basado en la necesidad humana, no las ganancias privadas
(Artículo publicado originalmente en inglés el 24 de marzo de 2024)
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